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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Democracia española

La derechona más extrema no ha mostrado nunca excesivas simpatías por Mariano Rajoy, pero es lo que hay y, mientras haga gestos antidemocráticos, le aplaudirán hasta con las orejas.

Agapito Maestre, en «Libertad digital», empieza haciéndole la pelota al futuro presidente del Gobierno: «La primera decisión política de Rajoy me parece impecable. Es la consecuencia directa de la nueva clave política surgida de las elecciones del 20-N. Rajoy no hablará, según ha dicho con firmeza argumentativa la portavoz del PP, De Cospedal, con Amaiur». Es posible que lo dijera con firmeza, otra cosa son los argumentos, difíciles de encontrar desde una concepción elemental de democracia. Continua Maestre diciendo que Rajoy «se pone a la cabeza de la defensa de la democracia española, es decir, de todas las instituciones del Estado-nacional, que Amaiur sólo pretende asesinar por la vía de la manipulación política». La especificación «democracia española» lo explica todo. Por lo demás, el «argumento» de Maestre supera al de Cospedal; es decir, se trata de una verdadera majadería.

Sin embargo, todo es superable y el columnista se supera a sí mismo: «la complejidad de los resultados del 20-N empieza a aclararse, incluso nos da luz para un futuro inmediato, si observamos que desaparece en buena parte de España el eje izquierda/derecha, una forma de vertebrar la vida política nacional, y en su lugar se alza una división aún más esquemática y terrible: o democracia o nacionalismo». Ya, y él es demócrata y no nacionalista. Pero seguidamente vuelve a especificar: «o defensa del Estado-nación o fragmentación nacionalista». O sea que el nacionalismo es malo cuando cuestiona la España una y grande, ¿no, Agapito? Asegura a continuación que «El socialismo ha quedado subsumido tanto en el País Vasco como en Cataluña por el nacionalismo aberrante. El voto socialista que se va al nacionalismo, a los partidos que desean arruinar la democracia española, raramente vuelve a la izquierda». ¿A qué izquierda se refiere? Claro que para esta gente Angela Merkel es sospechosa de izquierdismo.

Y al final, deja claras las cosas: «De momento, el único partido con fuerza genuinamente política para defender la democracia, o sea, la nación es el PP». Esa identificación de democracia con España es tan científica y aceptable como la del Derecho con gambas al ajillo.

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