El Acuerdo de Gernika exige el fin de la persecución ideológica a la juventud
Firmantes del Acuerdo de Gernika comparecieron ayer en Bilbo para denunciar la persecución a la que es sometida la juventud independentista para tratar de condicionar su actividad política. Consideran «muy grave» que tras ese acoso se sitúen las fuerzas policiales.
Agustín GOIKOETXEA |
Agentes políticos, sociales y sindicales arroparon ayer en Bilbo a cuatro jóvenes independentistas que vienen sufriendo en los últimos años persecución por parte de diferentes policías por su actividad política pública. Se refirieron a los casos de Iraide Lejarreta, Andoni Akesolo, Galder Barbado y Gotzon Elizburu, pero se aclaró que son muchos más los que se conocen, por lo que trabajan en su recopilación para elaborar un dossier.
Lejarreta fue amenazada en junio de 2010 por policías de paisano y en julio pasado, cuando esta basauritarra de 22 años cursaba estudios de inglés en Irlanda, recibió llamadas de la Policía «amenazándole con que, en caso de volver a Euskal Herria, sería detenida».
Andoni Akesolo, de 25 años y vecino de Dima, lleva desde 2009 padeciendo constantes amenazas y seguimientos, y este año fue secuestrado por varias personas que se identificaron como policías y llevado a un monte próximo a su caserío, donde le hicieron peticiones para que colaborase con ellos.
El amurrioarra Galder Barbado, de 18 años, fue retenido en un control de la Guardia Civil en 2008 y llevado al monte para ser interrogado entre «fuertes golpes». Un año después, en su pueblo, agentes de la Ertzaintza le arrancaron un mechón de pelo y le metieron el dedo en la boca «para poder extraer su ADN». En 2011, las cerraduras de su coche particular fueron inutilizadas con silicona y le escribieron en el cristal del vehículo la palabra «jódete».
Fueron tres testimonios que dio a conocer Gotzon Elizburu, que luego señaló que desde mayo está siendo sometido a constantes seguimientos policiales «tanto en coche como a pie». Además, este vecino de Soraluze, de 23 años, ha descubierto que un coche con una cámara está estacionado ante su domicilio para controlar todos sus movimientos.
Incidió en que no son episodios nuevos, aunque apuntó a que se han intensificado en el actual escenario político que vive Euskal Herria, en el que la juventud independentista se ha volcado para responder al reto de este momento histórico.
Los firmantes del Acuerdo de Gernika manifestaron públicamente su apoyo y les animaron a continuar con su actividad política. A quienes ponen obstáculos a esta labor, les instaron a abandonar una actitud que calificaron de «antidemocrática».
Estitxu Ugarte, de Hiru, y Fernando Bilbao, de ESK, en nombre de todos los agentes, subrayaron la gravedad de los hechos y más que estas labores corran a cargo de fuerzas policiales. «Es difícil de entender que en el marco de un supuesto Estado de Derecho se realice una utilización política de las fuerzas policiales, y menos para controlar y amedrentar a jóvenes que muestran su crítica al sistema».
Destacaron el «compromiso y protagonismo» de los jóvenes independentistas en todas las iniciativas «para impulsar un proceso de soluciones». En el extremo contrario ubicaron a aquellos que parecen no estar cómodos con la coyuntura creada a raíz del anuncio de ETA de dar por finalizada la lucha armada. «Todavía persisten aquellos que nos quieren retrotraer al pasado. Aquellos que quieren amarrarnos a situaciones de bloqueo no quieren ni la paz ni la normalización política», afirmaron, antes de apostillar que las fuerzas policiales que persiguen y acosan a los jóvenes independentistas forman parte de ese sector anclado en el pasado.
Los agentes insistieron en su apoyo a la juventud independentista y les animaron a seguir por el camino emprendido. «Porque tienen todo el derecho de decir lo que piensan, porque tienen todo el derecho de intentar materializar lo que piensan, porque tienen -añadieron Ugarte y Bilbao- todo el derecho de reunirse, organizarse y expresarse. Al igual que cualquier personas».
Los agentes políticos, sociales y sindicales que suscriben el Acuerdo de Gernika llaman a los jóvenes independentistas «a que denuncien también en los juzgados la persecución que día a día padecen».