«Un método peligroso» reivindica para el psicoanálisis la figura de Sabina Spielrein
«A Dangerous Method» es una película formal y narrativamente atípica dentro de la filmografía de David Cronenberg por ser la más discursiva de sus obras, aunque toque los temas del sexo y la psicología humana, que siempre le han obsesionado. Presenta una extraña contención y respeto por los conocidos personajes históricos de Jung y Freud, con la novedad de la importancia que adquiere Sabina Spielrein en lo que fue una desafiante relación triangular.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
La carrera de David Cronenberg ha entrado en una nueva etapa desde que trabaja en colaboración con el actor Viggo Mortensen, al que ha dirigido en «Una historia de violencia», «Promesas del Este» y «Un método peligroso». No voy a caer en el error bastante común de decir que se trata de una fase más comercial, porque no lo es. De hecho, el cineasta canadiense sigue contando con presupuestos muy ajustados, y 15 millones de dólares para una película de época como «Un método peligroso» es una cantidad que obliga a un tratamiento escénico muy austero. Por otro lado, la película resulta muy intelectual y discursiva, algo que no va a ser del agrado del espectador medio, condenado a aburrirse a pesar de la comedida duración de la preceptiva hora y media. Entiendo, por tanto, que lo que diferencia a la trilogía Mortensen de anteriores etapas es el progresivo alejamiento del cine fantástico, que fue la característica principal del canadiense desde sus comienzos.
Aunque «Un método peligroso» habla de la locura y el sexo como origen de los traumas psicológicos, es la obra más racional de David Cronenberg. Y esa cerebralidad omnipresente a través de las muchas conversaciones y correspondencia entre Jung y Freud, con Sabina Spielrein de por medio, proviene del guión de Christopher Hampton, basado en su propia pieza teatral y en el ensayo de John Kerr «A Most Dangerous Method».
A Cronenberg se le ve en todo momento más mediatizado por el texto que nunca, lo que hace que se eche de menos esa libertad creativa tan suya. Tampoco pretende descubrir nada nuevo sobre los padres del psicoanálisis, porque la innovación que aporta al discurso histórico se centra en la reivindicación de la figura, hasta ahora discriminada, de Sabina Spielrein. La película viene a demostrar su poderosa influencia en el desarrollo de las teorías psicoanalíticas, ya que de paciente pasó a doctorarse en la materia.
Dirección: David Cronenberg.
Guión: Christopher Hampton.
Intérpretes: Michael Fassbender, Keira Knightley, Viggo Mortensen, Vincent Cassel, Sarah Gadon.
Fotografía: Peter Suschitzky.
Música: Howard Shore.
País: Canadá, 2011.
Duración: 93 minutos.
Es el actor alemán que triunfa en el cine anglosajón, gracias a su adopción irlandesa a cargo del realizador Steve McQueen, que le dió su primer papel estelar en la impactante «Hunger», para volver a confiar en él en la posterior «Shame», por la que el nombre de Michael Fassbender suena en las quinielas de los Óscar. También ha contribuido a su crecimiento la inclusión en el reparto coral de «Malditos bastardos», y ya se sabe que todo lo que toca Tarantino adquiere una súbita relevancia.
En Hollywood ya es conocido por el papel del joven Magneto de «X-Men: Primera generación». Pronto le veremos en la nueva adaptación de «Jane Eyre», y más adelante en el «Prometheus» de Ridley Scott. M. I.