Maite SOROA | msoroa@gara.net
Currin, un «don nadie» que no les deja dormir
Una no sabe si la prensa fachonga no sabe cómo llenar páginas o es la costumbre lo que hace inevitable convertir sus informaciones en verdaderos manuales de la sandez.
Los de «La Razón» vuelven con la melonada que en su día llevaron a portada afirmando que Amaiur había tomado su nombre del de un comando de ETA. Entre dos grandes fotos, una de todos los electos de Amaiur y la otra de un juicio en la Audiencia Nacional a los miembros del «comando Amaiur», titulaban: «Todos son Amaiur, hermanos de sangre», y continuaban: «La mitología prefabricada del nacionalismo vasco lo cita como un instante clave: Amaiur. Éste es el nombre de la marca proetarra de los siete diputados electos que comparecieron ayer en San Sebastián y el del comando de ETA que dirigía Rekarte Gutiérrez, juzgado ayer por asesinato. Todo el mismo día. Hermanos de sangre». Todo el mismo día, dice el plumilla, pues mucho más difícil es poner tantas sandeces, todas en un mismo y tan pequeño texto.
La fotonoticia remite a una información sobre una petición de donaciones por parte de Lokarri para financiar el trabajo del grupo del Grupo Internacional de Contacto, titulada «Currin pide dinero para seguir la mediación tres días después del 20-N», en la que dejan caer sugerencias y conclusiones como ésta: «Sin que se pueda establecer una relación causa-efecto, lo cierto es que el súbito empobrecimiento de los de Currin ha coincidido en el tiempo con la derrota de los socialistas en las elecciones generales del pasado domingo». Ya, y la muerte de mi canario coincidió con la independencia de Kosovo.
En un despiece, afirma que Brian Currin «es un abogado sudafricano, cuyo concepto de la mediación consiste en dar la razón a los terroristas de ETA y, por lo tanto, tratar de convencer a los gobiernos de España y Francia para que acepten las tesis de los pistoleros y llegar así `a la paz'. Este letrado no trabaja gratis y lleva metido en el `asunto vasco' desde hace varios años. Cuanto haya podido cobrar es algo que sólo sabe él y los que le han pagado». Cualquiera lo diría, después de lo leído en varios diarios, entre ellos «La Razón», acerca de lo que habían cobrado los participantes en la Conferencia Internacional de Donostia.