GARA > Idatzia > Kultura

Mikel CHAMIZO | Crítico musical

La gran vinculación de una soprano internacional

 

Aunque ella siempre ha intentado desvincularse de la imagen de diva, María Bayo es quizá la única cantante del Estado que todo el mundo ve como tal, por el prestigio que emana de hitos que sólo ella ha alcanzado en su generación, como el actuar repetidas veces en el Festival de Salzburgo o ir cantando primeros papeles mozartianos por los principales escenarios del mundo, como el Metropolitan de Nueva York, el Colón de Buenos Aires o la Ópera de París. Pero Bayo, que comenzó cuando era niña cantando jotas en un coro de Fitero y después se trasladó a Alemania para perfeccionarse, es en realidad todo lo contrario a una diva: trabajadora concienzuda, cada vez más abocada a géneros pequeños como el recital o la música antigua, y exploradora de repertorios poco usuales e incluso inéditos, como esas fantásticas zarzuelas de José de Nebra que ella ha ayudado, con su vinculación, a devolver a la circulación. Ha cantando también bastante música de autores vascos, de Arambarri y Guridi, incluso en euskara, a pesar de que ella no lo habla. Y ha actuado tantas veces en Euskal Herria, en la Quincena Musical, en la ABAO, junto a la Orquesta de Euskadi y en tantos otros marcos, que el público ya la considera una soprano «de la casa». De la casa, pero sin olvidar que sus últimas actuaciones este mismo mes de noviembre han sido en Marseilla y Moscú, y que poco después de recibir este premio de Eusko Ikaskuntza volará hasta Varsovia para cantar fragmentos de «La tabernera del puerto» de Sorozabal. El reconocimiento, por lo que se ve, no podría estar más justificado.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo