Los duros choques entre la Policía y los activistas antinucleares marcaron ayer la segunda jornada del recorrido del tren «castor» por Alemania, cargado con basura altamente radiactiva de camino al depósito temporal de Gorleben (norte del país).

La jornada estuvo plagada de acciones de protesta. Destacaron las sucedidas en los alrededores de Metzingen. Allí, cerca de donde el viernes ardieron dos vehículos policiales, las fuerzas de seguridad cargaron en repetidas ocasiones contra múltiples grupos de activistas de hasta un centenar de personas que intentaban llegar hasta las vías.

Los antinucleares aseguraron que en ese lugar lograron «desenterrar» unos 20 metros de vías, una de las estrategias más practicadas por los activistas para detener el tren. También en Metzingen, unos 1.800 activistas lograron saltar el cordón policial y realizaban una sentada sobre las vías que a media tarde no había podido ser disuelta.

Activistas y medios de comunicación locales destacaron el «uso excesivo de cañones de agua, pelotas de goma y gases lacrimógenos por parte de las fuerzas policiales».