La última oportunidad para entrenar en la Liga española
Joseba ITURRIA
Philippe Montanier decidió aceptar la oferta de la Real para entrenar en la Liga española, la que más le seducía, y hoy se encuentra ante la última opción de hacerlo porque si es destituido ahora será difícil que se le vuelva a presentar otra.
Montanier se juega su puesto en el día más complicado por las ausencias de dos jugadores claves como Illarramendi y Xabi Prieto. El normando no ha tenido suerte con las lesiones y la baja forma de futbolistas importantes, pero eso no justifica los constantes cambios en las alineaciones, que han minado la confianza que todos habían puesto en él.
Hoy le tocaba cambiar por necesidad y también lo volverá a hacer por criterios técnicas. Su decisión más reseñable es su elección de un centro del campo con Elustondo, Aranburu y Zurutuza y los once elegidos deberán hacer buena esta elección porque a un entrenador no se le apoya con declaraciones en la sala de prensa y comidas en los restaurantes, sino con un buen rendimiento y resultados en el campo.
Esta semana un periodista que entiende de fútbol le aconsejaba que debía volver a lo que ha funcionado y le recomendaba regresar al 4-2-3-1, aunque con ese sistema la Real no ha jugado bien y no ha sido competitiva desde febrero. Más lógico parecería jugarse su última opción con el estilo de juego con el que ilusionó al principio basado en tener el balón y presionar para recuperarlo en posiciones adelantadas, con su 4-3-3, con el que la Real ha jugado sus mejores minutos y ha metido todos sus goles esta temporada.
Es más cercana la referencia de lo que ha funcionado en el partido de Levante y no de lo que no ha tenido efectos positivos desde febrero. Aquel día funcionó, como en Gijón, en la segunda parte ante el Barcelona, en la primera en Sevilla, en Mallorca, en veinte minutos ante el Athletic... Ninguna otra forma de jugar, y Montanier las ha probado casi todas, ha funcionado esta temporada.
Pero como bien decía el técnico, tampoco hay tantas diferencias entre el 4-3-3 y el 4-2-3-1, porque al final con este sistema un pivote tiene que jugar más retrasado para controlar al medio punta rival y otro debe adelantarse para ayudar a marcar a un medio centro. Más importante que el sistema es acertar con los jugadores, que en el dibujo elegido en cada puesto juegue el que más domine esa demarcación y los que mejor puedan responder en una situación tan crítica. Los jugadores no están ahora con la confianza y seguridad para atreverse con cosas distintas. Cada uno tendrá su once, pero Montanier debe apostar por el suyo y jugársela con él de manera clara. Y ojalá acierte, porque lo mejor que le puede pasar a la Real es que el normando siga y que el próximo domingo ante el Málaga vuelva a apostar por ese mismo sistema y ese mismo once.