Pakistán acusa a la OTAN de violar su soberanía y de matar a 26 soldados
El Gobierno de Pakistán decidió ayer cerrar sus pasos fronterizos con Afganistán a los vehículos que transportan suministros para las fuerzas de la OTAN y exigió a la alianza que desaloje en un plazo de quince días una base en su territorio desde la que operan aviones espía. La decisión fue adoptada anoche en una reunión del comité gubernamental de Defensa, celebrada de manera extraordinaria tras un ataque de helicópteros que causó la muerte de 26 soldados paquistaníes.
Agus MORALES (EFE) | ISLAMABAD
Según las Fuerzas Armadas pakistaníes, helicópteros y aviones de combate de la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF) lanzaron en la noche del viernes un ataque «sin que mediara provocación» contra dos puestos de control paquistaníes de la región tribal de Mohmand. Una acción que el jefe del Ejército, Ashfaq Pervez Kiyani, tachó de «inaceptable e irresponsable», antes de subrayar que sus tropas «respondieron de forma efectiva y en defensa propia» a los disparos de los agresores.
El Ejército cifró en 26 el número los efectivos de las fuerzas de Seguridad que perdieron la vida en el ataque y en 13 el de los heridos. El ataque «comenzó durante la medianoche y se alargó hasta las tres de la mañana», relató una fuente de la Guardia de Fronteras. Este oficial, que pidió no ser identificado y se halla cerca del lugar de los hechos, contradijo, además, la versión oficial y aseveró que las fuerzas paquistaníes no respondieron en ningún momento al fuego «aliado».
En un comunicado, el jefe militar de la OTAN en Afganistán, el general John R. Allen -que el viernes se había reunido con Kiyani-, lamentó el incidente, pero no proporcionó pistas que permitan conocer cuál fue el origen. Simplemente señaló su compromiso de «investigarlo minuciosamente para determinar los hechos».
No es la primera vez que Pakistán acusa a las fuerzas afganas o internacionales de violar su soberanía y atacar a sus soldados desplegados a lo largo de la porosa frontera, que se prolonga unos 2.600 kilómetros de norte a sur y por la cual circulan cada día miles de personas.
En 2010, Pakistán ya selló durante nueve días la principal ruta a Afganistán tras el ataque de un helicóptero de la OTAN que mató a dos de sus soldados.
Algunos medios aseguraron que Pakistán decidió ayer, en represalia, repetir la estrategia y cerrar el legendario paso de Khyber para bloquear los suministros destinados a las fuerzas internacionales destacadas en suelo afgano. «No tenemos información sobre este asunto», señalaron tanto la oficina del responsable administrativo de Khyber como una fuente de la guardia fronteriza. «Los suministros siguen circulando, no los hemos bloqueado», explicó un funcionario de Khyber contactado por teléfono y que pidió no ser identificado.
Ni el Ejército ni el Gobierno, que protestaron enérgicamente ante EEUU y la OTAN a través de sendos comunicados, anunciaron oficialmente el bloqueo de esta ruta, que en tiempos fue vital para enviar suministros de las tropas extranjeras al país ocupado.
Sin embargo, el tránsito se ha diversificado en los últimos años tanto hacia el paso más meridional de Chamán, que conecta la provincia paquistaní de Baluchistán con la afgana de Kandahar, como hacia la ruta septentrional de Asia Central, aunque Khyber sigue siendo un paso estratégico.
El Ministerio paquistaní de Exteriores protestó oficialmente y advirtió de que el trágico suceso de Mohmand «podría tener serias repercusiones en la colaboración» entre Pakistán y Estados Unidos y la OTAN.
Un portavoz de la ISAF admitió a la BBC que es «altamente probable» que la OTAN ocasionara el ataque contra dos puestos de control paquistaníes. El general de brigada Carsten Jacobson indicó que la OTAN está investigando cómo se desarrolló el ataque y envió sus condolencias a los afectados. Dijo que en el momento de los hechos se encontraban en la zona una combinación de fuerzas afganas y de la OTAN cuando «se desarrolló sobre el terreno una situación táctica» de la que no dio detalles. El general señaló que para la OTAN es ahora una prioridad «averiguar qué ocurrió». GARA