Ni Alfredo Pérez Rubalcaba ni Carme Chacón, los dos nombres que más suenan en la carrera por la secretaría general del PSOE, desvelaron ayer si finalmente optarán a la sucesión de José Luis Rodríguez Zapatero al frente del partido. Aunque la pugna interna por relevar al todavía presidente español ya está en marcha. Ayer, el Comité Federal del PSOE celebrado en Madrid aprobó por unanimidad la convocatoria del 38 Congreso, que tendrá lugar en Sevilla entre el 3 y el 5 de febrero, así como el reglamento que regirá el proceso interno. No habrá primarias tal y como solicitaban voces como el secretario general de la federación madrileña, Tomás Gómez, pero sí que se han flexibi- lizado el número de avales necesarios para poder presentar candidatura.

El cónclave de ayer no sólo sirvió para dar el pistoletazo de salida a la renovación de un partido que acaba de sufrir el mayor batacazo de su historia reciente. También hubo tiempo para analizar los porqués del hundimiento. Y en este punto, tanto José Luis Rodríguez Zapatero como Alfredo Pérez Rubalcaba insistieron en el mensaje al que se han aferrado durante la última semana: defensa a ultranza del programa, reivindicación de los recortes sociales como medidas «inevitables», y la crisis como principal responsable de la fuga de más de 4 millones de votos.

El todavía presidente del Gobierno español dejó un pequeño espacio para la autocrítica cuando reconoció «errores de gestión y de comunicación». Sin embargo, terminó defendiendo los recortes porque «no había alternativa». Una opinión compartida por Rubalcaba, quien destacó la gravedad de la situación económica y señaló que sus consecuencias están golpeando a gobiernos europeos de diferente signo.

Protagonismo de Rubalcaba

«No hay una derechización de la sociedad española, sino que el PP ha maximizado sus rendimientos electorales», consideró Rubalcaba, que tomó la palabra inmediatamente después de Zapatero durante la apertura de la sesión y que también dio la réplica tras las siete horas en las que se alargó el debate. Esto, a pesar de que este espacio suele estar reservado para el secretario general.

El hecho, sumado a un discurso plagado de referencias al futuro y centrado en la utilidad del programa electoral como herramienta de oposición, aumentaron las sospechas sobre su más que probable candidatura a liderar el PSOE. Ayer no mostró sus cartas, pero podría postularse oficialemente mañana mismo, durante la Ejecutiva Federal. Allí se desvelarán los nombres que dirigirán los grupos parlamentarios de Congreso y Senado y el propio Rubalcaba podría ser confirmado como el portavoz que se enfrentará a Mariano Rajoy en la sesión de investidura.

Su posible rival en la pugna interna, Carme Chacón, tampoco entró al trapo. Según señalaba ayer Europa Press, varios dirigentes aseguraron que la ministra de Defensa en funciones les había transmitido su intención de optar a la secretaría general. Aunque quien habló más claro fue Dani Fernández, número dos del PSC en la candidatura por Barcelona y que aseguró que ve a la diputada catalana con «ganas de tener un papel activo» tanto en el próximo Congreso del PSOE como en el del PSC, que tendrá lugar el próximo 10 de diciembre.

Tanto Rubalcaba como Chacón podrían esperar hasta el inicio del Congreso para presentar sus candidaturas. Aunque, en este caso, renunciarían a realizar campaña. Según el reglamento aprobado ayer, cualquier afiliado puede presentar su precandidatura si recibe el apoyo del 10% del Comité Federal (lo que se traduce en 24 avales), o directamente su candidatura, con el 20% de los delegados en el Congreso (cerca de 200 apoyos). En esta carrera, otro de los nombres que habían sonado como tercera vía, el lehendakari Patxi López, volvió a descartar presentarse y abogó por mirar al futuro sin «pasar facturas».

La adopción de la fórmula invalida la petición de Tomás Gómez de convocar primarias. Una idea deshechada por otras voces representativas como la de Antonio Griñán, líder del poderoso aparato de Andalucía.

Al margen del baile de nombres, muchos de los delegados hicieron referencia a la necesidad de renovar el proyecto. Uno de los más claros fue José María Barreda, ex presidente de Castilla La Mancha, quien reconoció la pérdida de espacio por adoptar políticas «neoliberales».

A pesar de que ayer no se escucharon declaraciones altisonantes, el PSOE sigue siendo, como reconoció el propio Zapate- ro, un partido «herido».