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NUEVO TIEMPO EN EUSKAL HERRIA

Víctimas de la violencia estatal dicen que la mayor reparación es una solución democrática

Víctimas de la violencia estatal se han unido para lanzar un mensaje con mucho contenido: «El daño causado no puede ser reparado totalmente, las pérdidas humanas son irrecuperables, pero mostramos nuestra voluntad de contribuir a superar esa fase del conflicto y construir un futuro con garantías de que no se repitan las injusticias». Exigen la «verdad completa» y abogan por «una solución democrática».

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Ramón SOLA | BILBO

El sufrimiento casi siempre ocultado de las víctimas de la violencia estatal se convierte ahora en acicate para avanzar hacia la resolución del conflicto. Familiares de fallecidos por la guerra sucia, la tortura, la política carcelaria y otras expresiones represivas han unido sus voces en una iniciativa que reivindica «una Euskal Herria sin injusticia ni violencia» desde la convicción de que «no hay mayor justicia ni reparación posible».

En los rostros reunidos ayer en Bilbo aparecía la huella de décadas de sufrimiento, un sentimiento que reconocen también a las víctimas de ETA según apuntan en el texto: «No negamos el dolor que la lucha armada ha provocado, jamás seremos insensibles ante el mismo». Pero al hilo de ello subrayan que «los estados también deben reconocer las consecuencias de su estrategia violenta». Recuerdan además que continúa hoy, dado que sigue habiendo personas desaparecidas y se mantienen vulneraciones de derechos en cárceles y comisarías.

«A este pueblo se le debe una verdad completa», reivindican por tanto tras dejar claro que las trabas del Estado no conseguirán impedir el recuerdo a sus familiares: «Eran nuestros seres queridos y estamos aquí para reivindicar sus nombres con dignidad y claridad».

Entre los comparecientes había madres y padres, hermanos y hermanas, compañeras y compañeros de fallecidos por la represión franquista (Jon Paredes Manot, Txiki), la guerra sucia (José Miguel Beñaran, Joxean Lasa, Ramón Oñederra, Mikel Goikoetxea, Santi Brouard...), la política carcelaria (José Ramón Goikoetxea, Joseba Asensio, Juan Carlos Hernando, Pilar Arzuaga...), la violencia policial (Angel Berrueta, Rosa Zarra...), la tortura (Gurutze Iantzi), el exilio (Iñaki Rike, Iñaki Fernández de Nograro...) El texto fue leído por Carmen Galdeano, hija de Xabier Galdeano -abatido por los GAL en 1985- e Idoia Muruaga, compañera de Igor Angulo, fallecido en prisión en 2006.

«En positivo»

Además de la exigencia de una verdad completa, su «humilde aportación» se dirige a reivindicar «una solución democrática que ayude a pasar de una realidad de opresión y enfrentamiento a otra de convivencia en paz y libertad. El daño causado durante décadas no puede ser reparado totalmente, las pérdidas humanas son irrecuperables, pero ante la sociedad vasca mostramos nuestra voluntad de contribuir a superar esa fase del conflicto y para construir un futuro con garantías de que no se repitan las injusticias vividas».

Desde su perspectiva de víctimas, añaden que «el factor humano es esencial» y remarcan que «la convivencia debe ser nuestro objetivo. Una convivencia basada en el respeto al diferente y sus derechos, insertada en un contexto político de iguales características».

En este punto, incluyen una alusión al papel de «asociaciones de víctimas, grupos como el nuestro u otros agentes sociales». Consideran que deben aportar a esa convivencia adoptando «una función en positivo, no obstruccionista ni enquistada en el dolor». Pero matizan, en cualquier caso, que el protagonismo no les corresponde a ellas, «sino a la ciudadanía en su conjunto, quien junto a sus representantes legítimos deben articular y definir las claves para la convivencia y para la solución democrática al conflicto».

El documento concluye animando a «juntarse» y trabajar por «el reconocimiento y la verdad». Tras este primer paso, seguirán avanzando.

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