Ekain Rodriguez En nombre de la Brigada a Venezuela 2011 de Askapena
Experiencias desde Venezuela: empresas bajo control obrero
Cuando el Gobierno la rescató, la empresa Diana estaba en quiebra. En manos del Estado y de sus trabajadores, la producción ha aumentado un 30%
El mes de agosto de este año la brigada internacionalista de Askapena en la República Bolivariana de Venezuela ha podido conocer de primera mano la empresa productora de aceites Diana, un referente en sistemas de producción alternativa. Tras la llegada a la presidencia de Hugo Chávez en 1998, Venezuela vive un proceso revo- lucionario bolivariano, que busca una sociedad más justa, equitativa, igualitaria, y así terminar con las injusticias que ha estado implantando el capitalismo. Con esta experiencia vivida en Venezuela, hemos podido comprobar que es posible construir alternativas productivas al margen de los esquemas capitalistas.
Podríamos decir que Venezuela, junto a Cuba y, en cierta medida, Bolivia y Ecuador, es la vanguardia del socialismo de siglo XXI. Gracias a los procesos de transformación que están viviendo estos dos países, los pueblos están tomando conciencia de la necesidad de desarrollar nuevos sistemas de producción alternativos que respondan a sus necesidades y no a los intereses del capital. Con estos dos referentes y las correspondientes políticas laborales que se están aplicando, se atisba una alternativa al esclavismo salvaje moderno en el que están convirtiendo nuestras vidas, donde el consumismo impulsivo se convierte en el día a día y los derechos básicos adquiridos mediante las luchas de los trabajadores y trabajadoras desaparecen a ritmos acelerados.
Durante este mes de agosto, hemos tenido oportunidad de vivir el proceso revolucionario bolivariano que se está llevando a cabo en Venezuela, donde diferentes sectores de la población están tomando conciencia y organizándose para, de una manera más justa y equitativa, responder a las necesidades de toda la población. Un buen ejemplo de ello se encuentra en la empresa Diana, recuperada por el Gobierno venezolano en el Estado de Valencia. Con la lucha llevada a cabo por los trabajadores de esta empresa, la vieja idea de que sólo el sector privado es garante de la productividad de una empresa y de toda una nación, es derribada por hechos concretos.
Cuando el Gobierno nacional la rescató en 2008, la empresa socialista Diana estaba en quiebra, pero en manos del Estado y de sus trabajadores han levantado la producción en un 30%. Más de un millón de personas se benefician de lo que la empresa produce. Antes de ser tomada por la Revolución, en la planta se elaboraban unas 200 toneladas de producto al mes. Ahora se producen 4.750 toneladas mensuales de margarina, aceite, manteca y jabón para el pueblo. Todo gracias a los trabajadores, con su moral y conciencia de clase. Ellos sacaron esta empresa del hueco donde la sumieron los anteriores propietarios capitalistas.
Antes, los sueldos alcanzaban únicamente para sobrevivir. La mayoría de los venezolanos sufrieron eso en la Cuarta República, cuando la oposición mandaba. En épocas pasadas echaban a la gente de sus empleos y ¿quién salía a proteger al trabajador? La derecha no defiende a la clase obrera. Nunca lo ha hecho y nunca lo hará. Ellos defienden sus ganancias y sus intereses, antagónicos a los de la clase obrera. El sueldo mínimo que se paga actualmente en Diana es de 1.433 bolívares, lo que supera el salario mínimo nacional de 1.223,89 bolívares.
Encaminándose al escenario donde la justicia social impera, se han llevado a cabo muchos avances en diferentes ámbitos en el entorno mismo de la empresa Diana, tales como educación, sanidad, cultura... Buena muestra de ello son las misiones Robinson, Ribas y Sucre, gracias a las cuales los trabajadores y vecinos pueden alfabetizarse y cursar estudios hasta bachillerato, pasando por la formación profesional, así como cubrir sus necesidades sanitarias, como puede ser el acceso a un dentista de manera totalmente gratuita. Todo ello forma parte de la política desarrollada por la empresa socialista Diana de la mano del Gobierno bolivariano.
Abramos los ojos, aprendamos de ellos y trabajemos por un estado socialista vasco.