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Carlos GIL Analista cultural

Desnucados

Los conejos mueren con tembleques después de desnucarlos. Las esperanzas culturales se desnucan con golpes traidores de los malos gestores. La ignorancia es una plaga, un desastre peor que la filoxera. Un mono con una hoja de afeitar en la mano bailando música bacalao, es la imagen del peligro que transmiten algunas recién llegadas a la responsabilidad en asuntos culturales. Una ciudad, capital europea, no es un jardín de infancia. Tampoco una oficina de colocación.

Algo de tamaña trascendencia se debe gestionar con inteligencia, principios y proyección de futuro, además de los conocimientos, que se les supone a los equipos de asesores y funcionarios. Entregar a una multinacional, por catetismo, presión o ignorancia, la difusión de parte de ese evento es el peor síntoma. Es una renuncia absoluta, una contradicción de incalculable valor negativo, ya que deja al tejido profesional de la comunicación dedicada a lo cultural, al ocio y el entretenimiento en situación de precariedad a partir de un acto de supino desprecio. Todo pasará por el tamiz de una deslocalización cultural, idiomática e ideológica. La peor noticia hasta la fecha. Pero pueden venir más atropellos, la incomunicación y las capillitas de los mediocres son nefastas.

Por lo tanto, al igual que se externaliza la comunicación, el paso siguiente, para el bien de la sociedad y de la capitalidad cultural, sería externalizar a las concejalías toscas, a los políticos autistas. Traer concejales bosnios, gestores flamencos, programadores suizos, para mejorar la eficacia y no seguir haciendo el ridículo de manera tan ostentosa con políticas desnucadas.