Kalitaldeak se desliga de la marca territorial de Ipar Euskal Herria
Miembros de varias asociaciones que trabajan en la agricultura de calidad, reagrupadas en el colectivo Kalitaldeak, han decidido no seguir colaborando en la puesta en marcha de una marca territorial para Ipar Euskal Herria. Consideran inaceptable que las premisas del origen local y la calidad de los productos no sean obligatorias. El proyecto fue iniciado por el Consejo de Desarrollo y su objetivo es reflejar los «valores comunes» para que constituyan un valor añadido.
Arantxa MANTEROLA | BAIONA
El colectivo Kalitaldeak informó ayer de que ya no participa en el proyecto de marca territorial para Ipar Euskal Herria cuya puesta en marcha está prevista para el 2012.
El grupo que reúne a asociaciones, cooperativas y sindicatos del sector agrícola, entre ellos a la federación Arrapitz, BLE, Idoki, Sagartzea, AOC Pimiento de Ezpeleta, Hemen, ELB y Euskal Herriko Laborantza Ganbera y cuenta, asimismo, con el apoyo de Bio Aquitaine y ENEEK, ha estado colaborando en esta iniciativa desde que el Consejo de Desarrollo lanzara, en diciembre de 2008, el debate sobre su conveniencia.
Sin embargo, tras la última reunión del MOP (organismo interdisciplinar encargado de definir los requisitos para formar parte de la marca) que tuvo lugar el 7 de septiembre, Kalitaldeak decidió abandonar la iniciativa por las divergencias que mantienen, en particular, sobre dos cuestiones de fondo, a saber que se garantice la calidad y el origen vasco del producto.
Mensaje sincero
Los productores no conciben que estas dos premisas no sean de obligado cumplimiento. En consonancia con los objetivos del proyecto, Kalitaldeak considera que «para lanzar un mensaje de autenticidad, sincero, coherente y sostenible, las materias primas deben ser producidas y transformadas» en Ipar Euskal Herria.
En tanto en cuanto la marca debiera convertirse en acicate para el desarrollo del territorio, estiman que el valor añadido que se supone aportará dicha marca, debe redundar en beneficio del propio territorio y, por lo tanto, mantener el tejido de pequeñas explotaciones que son «más generadoras de empleo que la transformación».
Además, creen que el trabajo realizado durante años por las redes de labeles y denominaciones de origen tienen que ser respetadas.
El debate en el seno del MOP no ha concitado consenso. Las empresas transformadoras del sector agroalimentario no estaban de acuerdo con la obligatoriedad de que la materia prima sea producida al 100% en Ipar Euskal Herria y calificaron la posición de Kalitaldeak de «exclusivista y elitista» aduciendo que la marca territorial es un «proyecto de desarrollo transversal y no una marca de origen». Así, el manifiesto de intenciones aprobado en septiembre habla de «priorizar» los productos de calidad locales y se centra en el concepto del savoir faire.
Los contactos posteriores para intentar llegar a un acuerdo no han tenido éxito. Por ello, Kalitaldeak ha decidido retirarse del proyecto cuya articulación -reconocen- es «compleja» pero el riesgo de «nivelar a la baja» el aspecto cualitativo es «evidente».
El colectivo Kalitaldeak estima que los estudios sobre la marca territorial han costado ya unos 300.000 euros. Para la puesta en marcha, calculan que se necesitará más de un millón de euros.
La constatación palpable de que el factor identitario vasco es un capital valioso a la hora de comercializar productos o servicios fue algo ya remarcado desde hace años por diferentes políticos, entre ellos, Alain Lamassour o Jean-Jacques Lasserre. El Consejo de Desarrollo lo incluyó en sus planes de actuación y, asi, hace tres años comenzó la reflexión sobre la pertinencia de instaurar una marca territorial que reflejase los «valores comunes». El estudio de un gabinete especializado definió una serie de valores (el arraigo a la tierra, la transmisión, la autenticidad, la audacia...) y perfiló un informe que, tras debate en grupos, fue aprobado en junio de 2010 por el Consejo de Electos.
El encargado de ponerlo en marcha fue el Consejo General de Pirineos Atlánticos que delegó dicha tarea en un MOP donde participan electos, representantes de cámaras (agraria, comercio) y diferentes clusters (agroalimentario, turismo, cultura...).
El hecho de que agentes tan relevantes como los del colectivo Kalitaldeak se hayan desgajado de la iniciativa puede hacer «abortar el proyecto». Sus representantes manifestaron ayer, que si no se da una implicación decidida del conjunto del sector agroalimentario, «las marcas territoriales no suelen tener demasiado futuro y se quedan reducidas a marcas comerciales». A.M.