Raimundo Fitero
Los lunes
Es posible que sea una cuestión de apreciación subjetiva, pero juraría que la edición de los lunes de «El Intermedio» en la Sexta, suele ser muy divertida, muy bien ritmada, con muchos y variados contenidos. El directo tiene muchas ventajas, pero nadie puede negar que presiona bastante y si se hace humor, más o menos vinculado a los acontecimientos cotidianos, se debe mantener un ritmo de acierto y de lucidez que, a veces, es difícil lograr. Por eso, los lunes, con tres días de descanso, los guionistas, los equipos llegan con más ganas, más frescos, con materiales más elaborados, y ello, a mi entender, se transmite en la emisión.
La realidad política sobrevenida, el largo noviazgo de la cadena de Jaime Roures con Antena 3, es decir con la derecha española recalcitrante que en cualquier momento puede acabar en fusión, adhesión, coyunda o desengaño, nos deja siempre con la duda de lo que puede pasar con el programa que encabeza en su presentación El Gran Wyoming, en las nuevas condiciones del juego televisivo y político que se va a producir. ¿Será bueno mantener una cadena no entregada al marianismo emergente? Incluso, ¿será rentable en términos económicos, o sea de audiencia tener una alternativa clara a la unanimidad pepera que se nos avecina?
Lo cierto es que, mientras tanto, se mantiene el programa, con alguna remodelación formal en su cabecera, la incorporación de dos comunicadores de buen peso específico, tanto por su versatilidad como por saber aportar su punto de vista sin apenas alterarse ganando el conjunto de la propuesta y continúan con sus tres colaboradoras de cabecera, Usun Yun, Thais Villas y Beatriz Montañez, un trío que se complementan, que dan mucho juego, continuidad y poso, junto a un Wyoming que se crece constantemente y que está en un gran momento profesional, porque llega a las audiencias, da espectáculo, y se coloca en el centro ideológico de toda la propuesta. Y, por cierto, los lunes, acostumbra a estar muy bien. Con una incidencia mínima de equivocaciones leyendo el telepronter, y con un salero fruto, me imagino del descanso o de su inmersión en sus cosas, sus conciertos y su vida fuera de los focos.