Crónica | ¿Qué Europa queremos?
«Para salir de la crisis, la Unión Europea debe construirse desde abajo»
Da relevancia a los movimientos sociales a la hora de poner encima de la mesa soluciones y debates sobre el futuro de Europa. El sociólogo alemán Ulrich Beck pasó por Euskal Herria para defender que Europa saldrá de la crisis si se construye de abajo arriba, tarea difícil si tenemos en cuenta que los poderosos han tomado el camino contrario.
Juanjo BASTERRA
Ulrich Beck, director del Instituto de Sociología de la Universidad Ludwig-Maximilian de Munich y profesor en la London School of Economics, explicó en el Museo Guggenheim, ante una aforo repleto, la necesidad de «construir una nueva Europa, de abajo hacia arriba». Organizado por la Fundación Ikerbasque, Beck indicó que esa propuesta es justo el camino contrario al que han tomado los dirigentes de la zona euro, sobre todo Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, en un momento tan complicado para el futuro de la Unión Europea, sumida en una alarmante crisis económica y financiera.
Beck precisó que los ciudadanos tienen que tener «la oportunidad de construir otra Europa» y se refirió precisamente a que «la crisis del euro es una oportunidad de ampliar la libertad en Europa, de poner en marcha la europeización desde abajo; de llevar adelante la Europa de los ciudadanos». Para ello, las respuestas deben «ser globales», por lo que a la sociedad a nivel mundial sólo le queda el camino de «cooperar para aumentar su soberanía».
Según indicó Ulrich Beck, se está imponiendo una nueva lógica del poder. «Está surgiendo el euronacionalismo alemán», porque «no tienen una respuesta institucionalizada ante la crisis del euro. Están perdidos. El poder está derivando al estado-nación, es decir, a los que tienen poder financiero, como Alemania; el resto está apartado».
A su juicio, es «la nueva lógica imperialista», porque «la cultura de estabilidad alemana se está extendiendo» -con el permiso del Estado francés- y recordó las palabras de la canciller Angela Merkel de que «el precio que algunos países pagan por las ayudas del rescate es parte de su soberanía y de su dignidad». De hecho, Thomas Jefferson, tercer presidente de Estados Unidos, escribió en 1802: «Pienso que las entidades bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que los ejércitos permanentes. Si el pueblo estadounidense permite un día que los bancos privados controlen su moneda, éstos, y todas las empresas y bancos que florecerán en torno a ellos, privarán a los ciudadanos de todo lo que les pertenece. Primero, con inflación y más tarde, con la recesión, hasta el día en el que sus hijos se despierten, sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron».
Dos siglos antes
Esta profecía se está cumpliendo con una exactitud elevada. Dos siglos antes, alguien situó el problema en los bancos; hoy, en realidad, son los que marcan la agenda que deben seguir los gobiernos. Ulrich Beck llamó a romper esas amarras y a construir Europa desde abajo. Porque, a su juicio, el futuro de Europa se sustenta en los pilares anclados a la tierra. Sin embargo, el modelo europeo no avanza por ahí, «por varias razones», según precisó. La más importante es que «están subrogados» al poder de la élite económica y porque «la UE se encuentra en una batalla por establecer y perpetuar las dos velocidades». Este debate provoca, precisamente, que «en un futuro sólo los países que integren la zona euro tomen decisiones», de tal forma que «quienes no están dentro no formarán parte del proceso de decisión». Llamó la atención, en este caso, de lo que está pasando con Gran Bretaña, que «está perdiendo influencia», aunque se mostró escéptico ante la posibilidad de que los británicos den el paso hacia su integración, incluso en estas circustancias.
Beck sólo encuentra el camino de salida en «la creación de la Europa de los ciudadanos, el tercer pilar de la libertad». En este caso, recordó que el ministro alemán de Economía había aceptado una reivindicación de los movimientos sociales de imponer un gravamen a las trasacciones financieras. «Es un paso que se ha reclamado desde abajo. Así se debe continuar».
Esa sería una salida desde «la democracia real. No debemos tener miedo a la democracia directa, porque si no se produce una salida desde abajo, fracasaremos y seguiremos deambulando en esta situación que sólo beneficia a unos pocos» y recordó que «la democracia europea debe ser cosmopolita, no puede ser nacional».
Por último, anticipó que la próxima Cumbre Europea decidirá la financiación a Grecia, porque «tenemos dos posibilidades: la catástrofe o la cooperación, iremos por esta última».