El ataque aéreo contra Pakistán le puede pasar factura a Estados Unidos
GARA | ISLAMABAD
El bombardeo de la OTAN que provocó la muerte de 24 soldados paquistaníes amenaza seriamente las relaciones entre EEUU y Pakistán y, sobre todo, la lucha contra los talibanes.
Occidente ya ha mostrado su preocupación por las consecuencias que ello pueda tener. De romperse la alianza estratégica entre Washington e Islamabad, teme que los talibanes se concentren en Afganistán. Las potencias occidentales necesitan de Pakistán para llevar a los talibanes a una mesa de negociación y evitar una guerra civil en la vecina Afganistán tras la retirada de la OTAN en 2014.
Pakistán ha exigido un cambio de actitud por parte de Washington, que aún no ha ofrecido disculpas por el ataque aéreo. «No se puede acusar a alguien y abusar de él y, al mismo tiempo, pedirle cooperación», consideró la periodista y escritora paquistaní Imtiaz Gul.
El miércoles, el Ejército paquistaní convocó a los principales medios de comunicación del país para denunciar «la deliberada agresión» estadounidense cerca de la frontera con Afganistán.
En mayo, el operativo estadounidense que acabó con Osama Bin Laden abrió una nueva brecha entre ambos países. Con cada nueva crisis, sectores de Pakistán salen en defensa de su soberanía, denunciando el alto precio que han pagado por su alianza con EEUU.
En este contexto, el principal partido religioso Jamiat Ulema-e-Islam instó a los talibán a no atacar Pakistán y a enfocar su yihad contra EEUU. De hecho, los ataques insurgentes en suelo paquistaní han disminuido desde hace seis meses y algunos dirigentes talibanes se han planteado la posibilidad de entablar conversaciones con Islamabad.
Por otra parte, el líder de Al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri, reivindicó el secuestro el 13 de agosto en su casa de Lahore del trabajador humanitario Warren Weinstein. Al-Zawahiri pidió a cambio de su liberación la excarcelación de todos los presos y el fin de los bombardeos.