El presidente del Consejo Nacional Sirio (CNS), Burhan Ghalioun, ha declarado que si la alianza opositora llegara a gobernar Siria revisará las relaciones de Damasco con Irán, así como al movimiento de resisten- cia palestino Hamas y a la organización libanesa Hizbulah.

En una entrevista concedida a «The Wall Street Journal» y publicada ayer, Ghalioun afirma que dichos pasos se tomarían en el marco de una reorientación del país retomando una alianza con las principales potencias árabes y se ha dirigido a la comunidad internacional para solicitar acciones enérgicas, insistiendo en el posible establecimiento de una zona de exclusión aérea en Siria.

«Nuestro principal objetivo es encontrar los mecanismos para proteger a los civiles y parar esta máquina de matar», señala Ghalioun, en un discurso idéntico al que se empleó para justificar la intervención en Libia. «Afirmamos que es imprescindible el uso de la fuerza para obligar al régimen a respetar los derechos humanos», añade, aunque descarta una intervención extranjera.

En las últimas semanas se ha agravado la tensión entre las potencias occidentales e Irán, cuyo principal aliado militar y estratégico en la región es Bashar al-Assad, por lo que EEUU y sus aliados apuestan por derrocar al presidente sirio para así paralizar también la influencia iraní en Palestina, Líbano y Egipto.

«No habrá una relación especial con Irán», afirma Ghalioun. «Romper esa relación excepcional significa romper la alianza estratégica y la militar», apunta, aunque sugiere que se mantendrán las relaciones económicas y diplomáticas.

Por otro lado, afirma que «tras la caída del régimen sirio, (Hizbulah) no será lo mismo» y que las relaciones con Líbano, casi siempre bajo el dominio de Damasco, se normalizarán.

El presidente de CNS se sumó a EEUU y la Unión Europea, que acusan a Irán de ayudar a Al-Assad a reprimir las protestas. Teherán, que sigue apoyando al presidente sirio, ha negado repetidamente esta acusación.

El CNS, establecido formalmente en octubre, pone rostro a la oposición siria ante la comunidad internacional y ha propuesto liderar una transición de un año hacia un «régimen democrático». Es la coalición de grupos de oposición más amplia creada desde el estallido de las protestas a mediados de marzo, y agrupa, entre otros, a musulmanes suníes, cristianos, kurdos y comités de jóvenes, además de a los militares desertores que constituyeron el Ejército Sirio Libre. Sin embargo, grupos disidentes con sede en Damasco y nuevos movimientos para el cambio político señalan que el CNS se formó fuera de Siria y que no representa adecuadamente a la sociedad.

Elogios de Biden a Turquía

Por otro lado, el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, de visita en Turquía, elogió la firmeza de Ankara frente a Damasco y el diálogo establecido con el opositor CNS, al tiempo que instó al presidente sirio a dejar el poder para permitir una «transición pacífica» en el país.

«Es hora de que la comunidad internacional se una para aislar a un régimen que viola sistemáticamente los derechos humanos y reprime manifestaciones pacíficas», dijo Biden en Turquía, donde la represión del pueblo kurdo es el pan de cada día.

Ankara impuso el miércoles nueve tipos de sanciones contra Siria, en línea con las de la Liga Árabe, y, en respuesta, Damasco suspendió el jueves todos los acuerdos de libre comercio firmados con su vecino.

Ayer, la petrolera anglo-neerlandesa Royal Dutch Shell anunció que interrumpirá sus actividades en Siria para cumplir con una nueva ronda de sanciones aprobadas por la UE contra el régimen de Al-Assad.