ENSAYO
La pax americana
Iñaki URDANIBIA
El país de las barras y estrellas es el guardián autoproclamado de la defensa de los valores occidentales; libertad y derechos humanos como banderín de enganche. La cosa viene de hace tiempo: primero fue la lucha contra los demonios comunistas, a los que sucedieron los diablos islamistas; luego, la instauración de un nuevo orden mundial, cuyo modelo son ellos mismos, que son los que representan el bien frente al imperio del mal, god mediante. Ya anunciaba el ideólogo reaganiano Francis Fukuyama que «la historia había llegado a su fin» y solo restaba que los demás se convirtieran al modelo yanki como plasmación del espíritu absoluto, por emplear el esquema hegeliano. Quienes no aceptasen dicha primacía pues… leña por la senda del «choque de las civilizaciones» proclamada por el neoyorkino Samuel Huntintong, fiel seguidor del más vil maniqueísmo.
El combativo profesor bostoniano James Petras –no es la primera vez que lo hace, ni seguro que la última– pega un repaso a la política de su país, convertido en el imperio encargado de arreglar el mundo. Dedica a ello tres documentados, y repletos de datos, bloques por medio de los cuales da cuenta del estado del mundo. Por una parte, «las redes del imperio»; luego le toca el turno a «el socialismo latinoamericano en el siglo XXI», para finalizar con una al «mundo árabe: revueltas, imperialismo estadounidense y barbarie sionista». Analiza los distintos frentes en los que mantiene su presencia el imperialismo de su país en competición con China, que cada vez extiende más su poderosa potencia en distintas geografías, introduciendo sus redes comerciales sin imposiciones ideológicas y políticas, postura que le diferencia de la permanente injerencia e imposición de los yankis. Muy en concreto se ve el comportamiento de estos últimos en los intentos golpistas que urden en Latinoamérica tratando de frenar el ascenso de las políticas populares de los Morales, Chávez y otros, del mismo modo que se desvela en profundidad las tropelías de los sionistas, a quienes el amo americano apoya mostrando una permisividad absoluta con los continuos desmanes de los gendarmes de Tel Aviv. Queda expuesta con neta claridad la doble vara de medir que emplean los abanderados de la libertad y los derechos humanos a la hora de enjuiciar los comportamientos bestiales de sus amigos como pecatta minuta (alegando el derecho a defenderse), cuando los actos de los países considerados enemigos son demonizados como una imperdonable amenaza a la humanidad entera.
Libro de gran interés que bien sirve para situarnos en el mundo en el que vivimos y para señalar caminos de esperanza, muestra en algunos casos, justo es decirlo, cierta benevolencia para con algunos de los países considerados «socialistas», defendiéndoles ante la barbarie imperialista, ignorando sus clamorosas desviaciones… como si todo lo que se oponga a ésta ha de tomarse como bueno sin más.