Así que de repente, alguien, pregunta públicamente, ¿cómo será la televisión con Mariano Rajoy?, y sabiendo que se trata de una manera de marear la perdiz, uno entra al trapo de manera automática, porque según nos dicen los noticiarios, Mariano habló. Y dijo que no estaban los tiempos para cenas. Que la solución no iba a poder ser labor sólo de un gobierno, sino de la sociedad y de los agentes sociales y económicos. O sea, el parto de los montes. Después de varias semanas mudo, cuando habla suelta una colección de banalidades y lugares comunes, que son, precisamente, su característica principal, una suerte del ideario de la ausencia. Por lo tanto, ¿quién puede aventurar nada sobre lo que será la televisión con la presidencia de Mariano?

¿Qué será, será? Aunque tenemos referencias suficientes para intuirlo. De los ocho años de aznarato, donde se rebajó hasta la náusea la credibilidad de RTVE, hasta lo que se ha hecho con los entes públicos allá donde han gobernado los conmilitones de Mariano, con especial incidencia en la valenciana Tele9 o la muy desacreditada Tele Espe, conocida en el registro de marcas como TeleMadrid. Por lo tanto, se puede esperar casi todo, menos mayor rigor informativo, mayores libertades en cuanto a contenidos en cualquier género, programas de tertulia política o series y demás entretenimientos. Ellos esgrimirán la crisis, que es la excusa con la que cometerán las mayores tropelías que se puedan imaginar tanto en libertades individuales, como colectivas y van a utilizar a sus medios de comunicación de masas para intoxicar y cambiar la realidad.

Eso en cuanto las de titularidad pública, que dudo privaticen, sino que seguramente regalarán a sus amigotes, porque la fiel legión de la TDT, ya está reclamando un sitio. Y como no va a haber para todos, empezarán las disensiones, los conflictos. Pero nunca se llegará a convertir a Mariano en el comodín de todo, como es Zapatero, que la otra noche en «Más se perdió en Cuba», seguían colocándolo como culpable de algo en su encuesta, incansables al desaliento.

¿Qué será, será? Yo diría que, de entrada, la tele con Mariano, será mucho peor.