Ha crecido Mariano Rajoy desde que las urnas le han regalado más corbatas de seda? La incorporación al circuito internacional de un eminente emisor de lugares comunes, metáforas de cordel y ripios políticos debe ser una suerte para los intérpretes simultáneos. O una desgracia, rebuscando en las antologías del refranero. Las imágenes de este hombre gris hablando en un majestuoso escenario ante la derecha más azulona de la Europa más reaccionaria, forma ya parte de la reconquista estética de la televisión al servicio del nuevo orden emanado de la decisión popular mediatizada por la coyuntura.

El encadenado de la reunión del Partido Popular europeo y la conferencia europea para hacer más ancho el Canal de la Mancha, es un guión de documental político básico, que se enseña en las escuelas de ciencias empresariales. Tras unas sesiones que acababan de madrugada, las declaraciones de unos y otros, las rectificaciones posteriores y las resacas que vendrán en breve, se parecen a la promoción de una nueva serie titulada «Le llamaban euro», pero ahora mismo no se sabe con exactitud qué es lo que significa euro, Europa, zona euro, Comunidad Económica Europea, y todas esas nociones que se han ido acumulando para llegar a un lugar perdido en el desierto político en el que cada mañana hay que consultar al señor Mercado para ver cómo se ha despertado.

Por las caras de todos los protagonistas, incluso por algunas declaraciones en caliente, es difícil precisar quién o quiénes se sentían más satisfechos del resultado final, si los ingleses por no tener que soportar a franceses y alemanes, o a estos, por liberarse de los arrogantes ingleses que siguen, fuera del euro, mandando más en el terreno financiero que los otros veintisiete. Además, uno que ve entrar y salir mandatarios, subsecretarios, que asiste atónito a ese desfile de automóviles blindados, de alfombras rojas, de pasarela de ternos y trajes chaqueta, no acaba de comprender qué es exactamente lo que ha sucedido. Pero seguro que no es nada bueno para la inmensa mayoría de los ciudadanos. Hemos salido más bancarizados. Más pobres, pero con más retórica economicista triste y centroeuropea. Y los ingleses conduciendo por la izquierda.