Los desnudos masculinos de Yves Matxikote no gustan a los clientes mojigatos
La exposición de Yves Matxikote, conocido artísticamente como iF, en el restaurante y galería Kalostrape de Baiona Ttipia, ha resistido una semana a la censura, según informaba ayer «Le Journal du Pays Basque». Su trabajo «Arrak eta garrak» (algo así como «Hombres y anhelos») ha perdido la batalla frente a la mojigatería «Es una batalla, pero no la guerra», declaró el artista. La manzana de la discordia: algunos cuadros de la serie que expone iF y donde se retrata a hombres «bajo la influencia de la emoción», como define el propio artista; es decir, hombres desnudos en plena erección o también en reposo. Algunos clientes del restaurante se habrían negado a comer bajo uno de sus cuadros y los ha tenido que retirar del Kalostrape.
«Al crear este trabajo, sentí que iba a sacudir los valores retrógrafos de algunos», explica iF. «Propuse esta serie al Kalostrape, que conocía mi período anterior, que era un poco diferente este -reconoce el artista-. Les gustó y se atrevieron a exponerlo». Y ahora el artista se encuentra frente a los valores que quiso criticar. «Kalostrape aguantó el chaparrón algún tiempo, pero estaba entre dos fuegos. Es un restaurante. Me pidieron que quitase algunas obras, nueve de las veinte expuestas. Pero para mí era todo o nada, porque, sin esos nueve cuadros, la exposición perdía su esencia».
El pasado jueves por la mañana el controvertido artista se fue al Kalostrape a alejar sus cuadros de las miradas puritanas. Y, en lugar de los cuadros, dejó una palabra por cada marco acompañada por una cita de Pablo Picasso: «El arte no es casto. Si se vuelve casto, entonces ya no es arte».
Agrega que «las personas que se han quejado no han tenido en cuenta que es arte y no han intentado comprenderlo». Entonces surge la pregunta. ¿Y si hubieran sido mujeres desnudas? Él piensa que hubiera sido todo muy distinto. «La realidad es que vemos continuamente mujeres desnudas, incluso cuando nos venden croquetas para el gato. Corresponde a un cliché muy hetero, porque a esos hombres no les hubiera molestado comer con mujeres desnudas a su lado». Pero no todo el mundo se sintió avergonzado al salir de la exposición... aunque «es cierto que resultan un poco grandes», exclamó un espectador con sentido del humor y un poco «emocionado».