CRíTICA cine
«Fuga de cerebros 2» Los nuevos catetos
Mikel INSAUSTI
El cine español malvive comercialmente de las franquicias “Torrente” y “Fuga de cerebros”, las cuales establecen una continuidad con la comedia celtibérica de siempre, landismo incluido. La caspa prevalece, a pesar de que los espectadores digan otra cosa en las encuestas, porque después los resultados en taquilla son como las votaciones electorales, al mostrar lo que realmente hay. La supuesta influencia de la comedia gamberra de Hollywood de la que presume en su promoción antenatresiana “Fuga de cerebros 2” no es más que una cortina de humo, porque a fin de cuentas no hacía falta importar la figura yanqui del “nerd”, cuando se tiene al cateto de toda la vida. Lo que ha cambiado es que dicho genuino representante del “typical spanish” ya no emigra a trabajar a Alemania, sino que cruza el charco en misión diplomática con la consiguiente oportunidad para chapurrear el inglés, siendo Aznar el que marcó el camino en sus encuentros con Bush.
El humor televisivo es lo que es, y en la productora Globomedia se lo toman como un campo de entrenamiento para domesticar al público que va a acudir al cine de forma excepcional y ocasional. En la sesión a la que me tocó acudir seguía entrando gente a los veinte minutos de comenzada la proyección, aunque me hago cargo de que lo que estábamos viendo no era digno de ningún respeto. Y es que las dos entregas son dos calcos basados en el sobadísimo chiste de “van un ciego, un cojo, un gitano y un mariquita…”, dicho así, puesto que en el léxico de botellón se concentra la única posible incorrección política de tan involutivo espectáculo púber. El constante bombardeo de bromas escatológicas es tan inofensivo que apenas oculta tampoco el trasfondo de comedieta rosa y bobalicona, condenada a terminar en boda y baile hortera con todo el reparto, más el añadido a última hora de Loles León, Mariano Peña y un David Hasselhoff que se salta el programa de rehabilitación para hablar en extrañas e ininteligibles lenguas como si estuviera poseído.