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«Vejaciones» que reúnen música, fotografía y artes plásticas de la mano de Zuhar Iruretagoiena

La sala Rekalde de Bilbo presentará el próximo 10 de enero «Vejaciones» de Zuhar Iruretagoiena, creada durante la residencia artística que ha realizado en los últimos tres meses en el Dominio de Abbadia de Hendaia.

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Idoia ERASO | HENDAIA

Basada en la partitura musical «Vejaciones», del pope del minimalismo y el impresionismo Erik Satie, y de la que toma prestado el título, la última performance de Zuhar Iruretagoiena presenta tanto la acción en sí como lo que denomina «restos trabajados».

«Es la acción como la pieza de un órgano que luego se crea», así detalló la artista la esencia de la obra. Y con estas palabras describió la acción: «Un saxofonista y una violinista estaban colgados desde el techo y yo les pegaba contra unas estructuras de aluminio que había construido mientras ellos tocaban la obra `Vejaciones' de Satie». En esas estructuras quedaron unos «moldes del registro del cuerpo que se marcaron cuando les empujaba», explicó la creadora.

Dichos moldes, también definidos por la artista como «restos trabajados», son el soporte plástico de la obra. «El arte necesita estructura y los restos no los tenían, así que los he trabajado», aclaró.

Algunas fotografías mostrarán la acción llevada a cabo durante la creación. También existe un vídeo, que, sin embargo, no incluirá en la exposición porque la artista estima que con la pieza sonora y la visual ya se representa la obra.

En la muestra también estará presente la pieza sonora grabada en vinilo, que refleja interpretado por los músicos. «¿Como aportar a un compositor como Satie, que se basa en el silencio, con el ruido y la violencia?» es una pregunta que Iruretagoiena se hace y trata de responder a través de su obra.

«Se trata de una obra muy tortuosa por los ritmos que genera. A las notas se aporta el ruido que viene generado por la violencia de la acción» declaró la creadora.

La dificultad de la vejación

«La composición de Satie está pensada para repetirse 840 veces, pero no podía pedirles eso a los músicos, así que hice un trato con ellos con lo que lo dejaríamos cuando no pudiesen más», explicó Iruretagoiena. Pero tuvo que aclarar que «es más duro vejar que ser vejado, y es que al cabo de veinticinco minutos fui yo misma la que dije que no podía más». Aún así el sufrimiento queda impreso en el vinilo, ya que «los músicos trataban de dominar lo que querían tocar pero la violinista al final ya desafinaba una nota antes de que la tocase».

«Para mi no es una performance, es una acción. La primera es una actuación parateatral, y, en cambio, la acción es, en sí misma, muy real. No falsea nada, ni en las fotos, ni en el vinilo, ni en el vídeo; de hecho, se ven las cámaras, los focos que están ahí porque son necesarios», afirmó.

Residencia en Abbadia, en plena naturaleza

«La naturaleza me ha cambiado el ritmo, yo siempre voy a doscientos por hora. Es muy natural en el sentido de ir con la vida, con el ritmo de la naturaleza» declaró Zuhar Iruretagoiena sobre la residencia artística que ha realizado en el Dominio de Abadia, en Hendaia. Las residencias artísticas propuestas por CPIE Euskal Itsasbazterra en la hacienda se realizan en el caserío Nekatorena. El ente que gestiona Abbadia cuenta con varios colaboradores artísticos para realizar estas residencias. En este caso han sido la Diputación de Bizkaia, la sala Rekalde y el Instituto Francés de Bilbo.

I. E.

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