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Eguiguren prevé una reconciliación rápida y un nuevo marco político

Jesús Eguiguren presentó anoche en Donostia su libro sobre el proceso de negociación 2005-2007, que viene a confirmar el relato de hechos difundido por GARA ya hace cuatro años y medio y negado entonces, aderezado con sus tesis personales, detalles y anécdotas. Más importantes resultan sus opiniones sobre el momento actual. Con las lecciones obtenidas entonces, Eguiguren es optimista: prevé una reconciliación rápida y un nuevo acuerdo político.

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Ramón SOLA | DONOSTIA

Entre el 21 y el 24 de junio de 2007, GARA reveló los hilos conductores principales del proceso de negociación clausurado poco antes, como el acuerdo previo entre ETA y el Gobierno español en 2005 que había dado pie al alto el fuego de marzo de 2006 y que derivó después en una larga cadena de incumplimientos. Unos meses después, también este periódico dio cuenta de que se había producido un último intento en mayo de 2007, después del atentado de la T-4. Algunos de estos aspectos han sido negados o cuestionados durante mucho tiempo, pero ahora son ratificados y puestos blanco sobre negro por Jesús Eguiguren, el principal interlocutor del PSOE en todo aquel proceso de años. Entre otras cosas, se admite que la parte estatal incumplió el compromiso de no realizar detenciones.

El libro consiguiente, presentado ayer en Donostia y escrito por el periodista de ``El País'' José Luis Rodríguez Aizpeolea, tiene morbo más por los detalles concretos introducidos por Eguiguren, en una versión obviamente de parte, que por el fondo de los hechos. Una de las grandes preguntas es por qué ha sido publicado en este momento. Aparte de la evidencia objetiva de que el PSOE -y en concreto Rubalcaba- no quiso que apareciera antes de las elecciones del 20N, Eguiguren dice que lo ha hecho en gran parte para elevar la autoestima del partido tras la depresión electoral: «Veo a mis compañeros muy preocupados con qué ha pasado, quién ha ganado... Y no pasa nada porque unos tengan ahora cuatro votos más y otros cuatro votos menos. Lo importante es que hemos cumplido la misión que teníamos, que era lograr la paz».

Pero junto a ello, Eguiguren también subraya que el libro pone sobre la mesa «elementos para lo que hay que hacer en el futuro». Y ésta fue la parte más interesante de la presentación, introducida por el periodista Iñaki Gabilondo.

«Habrá que cambiar el Estatuto»

En la misma línea de desdramatizar el bajonazo electoral, Eguiguren explicó que, tras el cese definitivo de la lucha armada, cuestiones como el diálogo político resultan ya inexcusables, y que éste se realizará en las instituciones de modo normalizado. A partir de ahí, «en algún momento habrá que cambiar el Estatuto, modificarlo, y no pasa absolutamente nada», explicó a un auditorio que se anunciaba plural pero que luego fue muy mayoritariamente del PSE.

«Tenemos que conseguir un marco político aceptado por casi todos, el 80 o el 90%. Creo que es posible, y en eso seguiremos», anticipó. En referencia a la recta final del proceso frustrado en 2007, Eguiguren introdujo también un apunte interesante sobre la cuestión de la territorialidad: «Cuando los británicos nos hicieron volver a reunirnos, no entendían que el motivo de la ruptura fuera Navarra. Ellos decían que `se mueve el mapa y ya está'. Pero yo les explicaba que aquello no se podía hacer así sin contar con los navarros, y que en todo caso era más lógico que entráramos nosotros en Navarra y no al revés».

Jesús Eguiguren, que presume de ser un constitucionalista avezado, defendió que en el marco actual hay posibilidades para solucionar todos estos conflictos políticos sin tocar la Carta Magna española, a partir de consensos políticos. «Hay herramientas que permiten hacer fórmulas maravillosas, casi todo es posible», aseveró.

En paralelo, el presidente del PSE auguró que «la reconciliación va a ser relativamente rápida», aunque estimó al mismo tiempo que habría que evitar prisas indebidas. Evocó una máxima de Winston Churchill que hace suya: «En la derrota, altivez; en la victoria, humildad; y en la paz, generosidad». Como viene haciendo en los últimos tiempos, insistió en que «yo no quiero que ETA pida perdón». Y se dirigió a las víctimas para hacerles ver que «tienen que pensar en sus nietos básicamente».

En este punto concreto, Iñaki Gabilondo aportó otra idea: «Si un crimen de ETA se juzgara con jurado, una víctima de ETA nunca podría ser miembro de él, porque la justicia democrática no es la justicia humana». Y Aizpeolea añadió su preocupación ante muchos periodistas que «parece que olvidan ahora lo que hemos defendido muchos años: que cuando llegara este día habría que resolver el tema de los presos».

Eguiguren tampoco elude admitir que el cambio de la izquierda abertzale ha sido factor decisivo para llegar a este nuevo tiempo. El anterior proceso empezó, recuerda el libro, gracias a «dos vascos preocupadísimos por lo que ocurre en su país: Jesús Eguiguren y Arnaldo Otegi», apuntó Gabilondo.

VÍCTIMAS y prisas

Eguiguren relativizó el tema de las víctimas recordando cuántos años han hecho falta para reconocer a las del franquismo. Evocó esa desmemoria impuesta que ha hecho que «para escuchar el himno de Riego tuviera que equivocarse alguien en Australia y darnos una alegría», en alusión a la anécdota producida en un partido de tenis.

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