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Tratan de presentar como acto aislado la masacre de senegaleses en Florencia

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GARA | ROMA

La clase política y la sociedad civil italianas expresaron ayer su indignación por la muerte en Florencia de dos vendedores ambulantes senegaleses por parte de un ultraderechista. El alcalde de Florencia, Matteo Renzi, estrella ascendente de la izquierda transalpina, calificó el hecho como un «acto aislado». «Florencia no es una ciudad racista sino una víctima del racismo», afirmó. «Este hombre salió con la idea de matar, esto podría haber ocurrido en cualquier sitio», aseguró el alcalde, reconociendo temer «el fanatismo que alimenta la violencia y siembra la muerte».

El editoralista Vittorio Feltri, en «Il Giornale», propiedad de Berlusconi, relativizó afirmando que «solo estamos en presencia de un individuo que no estaba totalmente sano de espíritu. Un loco nada más».

Un peligro subestimado

Gianluca Casseri, el autor de las muertes, que se suicidó tras matar a los dos senegaleses era miembro de Casa Pound, una organización de extrema derecha que se ha querido desmarcar del hecho asegurando que no es racista. Frente a este intento de restar importancia al suceso, para el Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU (Acnur), Adriano Sofri, esta matanza «pone de relieve el clima de racismo y xenofobia crecientes en Italia y otros países europeos, un peligro demasiado subestimado».

En el diario «La Repubblica», Sofri advirtió de que «no tratemos de loco a nuestro Breivik», en alusión al autor de la masacre de 77 personas en Noruega el 22 de julio. Frente a la tesis del acto aislado, recordó el progrom contra los gitanos que se desató en Turín tras una falsa denuncia de violación.

«Las tragedias de Florencia y Turín son sólo la punta del iceberg del racismo y la xenofobia que se propagan en nuestro país», afirmó la presidenta de Unicef-Italia, Paola Bianchi.

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