Primera derrota en la Europa League
Errores propios no premian al fútbol
Los rojiblancos merecieron mucha mejor suerte, pero la estrategia y los minutos finales -dos de los lastres de esta temporada- trajeron consigo la victoria in extremis de un decepcionante PSG, que se queda fuera tras la victoria del Salzburgo en el campo del Slovan.
PSG 4
ATHLETIC 2
Natxo MATXIN
Más vale que al Athletic no le hacían falta los puntos del Parque de los Príncipes porque, de haber sido así, se hubiese marchado con cara de tonto y un monumental enfado después de haber puesto todo el fútbol que se vio sobre el césped sin recibir recompensa alguna ante un rival que demostró por qué se ha quedado fuera de los dieciseisavos de la Europa League.
Si la cara de la moneda fue ver cómo el supuesto equipo B plasmaba a las mil maravillas la filosofía de juego de Marcelo Bielsa, la cruz volvió a ser la persistencia en los errores habituales de esta campaña. Las jugadas a balón parado fueron de nuevo un tortuoso lance que no se supo defender -de ahí vinieron los dos primeros goles del rival- y los minutos finales se convirtieron en otra pesada losa que dilapidó las virtudes ofrecidas hasta esa fase, derivando en la enésima remontada del contrario.
Bajo ese guion, el tempranero 0-1 fue la recompensa al atrevido juego del Athletic, casi sin tiempo a exhibir su fútbol. Un empalme de Gabilondo tras fallo en cadena de la defensa local fue la antesala de la diana de un Aurtenetxe muy ofensivo, que entró con toda la decisión del mundo al primer palo en el corner botado por David López para cabecear el cuero por la mismísima escuadra
El gol dio suficientes argumentos a los de Bielsa como para seguir creyendo en la idea gestada en Lezama y el primer cuarto de hora fue completamente suyo, con opciones como para haber noqueado con carácter definitivo a un Paris St. Germain que se quedó muy tocado tras encajar el tanto. Aurtenetxe estuvo a punto de hacer doblete tras una gran colada de Toquero por la derecha.
La escuadra rojiblanca cerraba todos los espacios, manejaba el balón con mucho criterio -se jugaba casi todo en la parcela anfitriona- y llegaba con peligro al área de Douchez. Eran los mejores momentos de un once formado por inhabituales, pero que estaban plasmando sobre el césped lo mejor de la filosofía del técnico rosarino.
Para hacerse una idea de cómo discurría el partido, los locales generaron su primera ocasión en el minuto 18, con un tiro desviado del ex babazorro Nené, quien se empeñaba en tratar de tirar de los suyos. Nada hacía temer que los méritos del Athletic pudiesen dejar fuera de Europa a uno de los conjuntos más reforzados en el mercado veraniego. Pero ahí es cuando apareció la tan temida estrategia, esa en la que el Athletic sufre un día sí y otro también.
Otra vez la estrategia
Los leones se confiaron en una falta botada por Nené al borde del áre y ello no sólo les costó caro, sino que fue un punto de inflexión en el envite. Esperando el lanzamiento directo del brasileño, dejaron desguarnecido el eje de la zaga para que un cabezazo de Bahebeck en semifallo acabase en las botas de Pastore quien, en el segundo palo, fusiló con calidad.
No hacía justicia a los merecimientos vizcainos, pero a este nivel la concentración debe ser máxima. Pese a todo, el Athletic siguió a lo suyo, llevando la iniciativa, para mayor nerviosismo de la grada parisina, que veía cómo su once de gala, formado a golpe de talonario, se ceñía a esperar y contragolpear. Pero eso al PSG le servía para vivir sus mejores momentos buscando la espalda vizcaina y propiciando ponerse por delante en el electrónico.
Podía suponerse que con el 2-1 y sin nada en juego, el Athletic se dejaría llevar por la última dinámica... nada más lejos de la realidad. Tras el paso por vestuarios, el equipo no sólo mantuvo sus señas de identidad, sino que las acentuó, a la búsqueda del empate y algo más. Sin alma, la desconcertada escuadra de Antoine Kombouaré veía cómo un grupo de talentosos jóvenes se le subían a la chepa con sucesivas acometidas.
Ahí llegó el golazo de David López para firmar la igualada a dos y espolear más todavía a un bloque que seguía a lo suyo, en pos de la victoria. Hasta que llegó el tramo final y todo se fue al traste, tal y como ha sucedido en pretéritos episodios. Dos penaltis -uno de ellos fallado por Nené y otro inventado por el colegiado esloveno, que también reclamó su minuto de gloria-, y un gol en propia puerta encarrilaron el segundo revolcón local sin que los anfitriones lo mereciesen para nada.
Resultado al margen, la imagen desplegada y la confirmación de que hay banquillo fueron las notas destacadas, pero sin olvidarse de que quedan lagunas a balón parado y que la tensión debe durar los 90 minutos. El Athletic haría mal en obviar esto último.
El técnico rojiblanco, Marcelo Bielsa, argumentó la primera derrota de su equipo en la Europa League más en los errores propios que en los méritos acumulados por el rival, al que al final la victoria de bien poco le sirvió. En este sentido, el preparador argentino admitió que «fuimos responsables de las cifras del partido porque las jugadas ofensivas del PSG tuvieron que ver más con nosotros que con ellos».
Ahondando en la cuestión, el rosarino explicó que los suyos ejecutaron un buen número de lances en ataque con superioridad numérica «en los que nos sobraban jugadores para ser destinatarios del balón», pero que finalmente no lo recibieron «por fallos en el pase», lo que provocó que en la recuperación del esférico por parte de los anfitriones «estuviéramos en inferioridad numérica defensiva» para contrarrestar sus acciones.
Bielsa también analizó la actuación particular de algunos de sus hombres menos habituales, entre los que incluyó a Raúl e Iñigo Pérez, de los que habló como «alternativa válida a los que juegan con frecuencia». Así, se extendió en el caso del guardameta, al que pese a haber encajado cuatro goles, lo vio «con aplomo y una seguridad en sí mismo que lo describe como una opción más que válida».
En el otro lado de la balanza, el míster rojiblanco no se escondió cuando se le interpeló sobre el hecho de que su escuadra volviese a tropezar en las mismas piedras, concretamente a la hora de defender las jugadas de estrategia. «El primer gol hay que reconocer que es de una ingenuidad tan marcada que denota que no nos hemos ocupado con eficacia de contrarrestar y solventar esta faceta», aseguró Bielsa. N.M.