
Shakespeare and Company, la librer�a inglesa m�s parisina
Situado en pleno barrio latino de Par�s, la librer�a Shakespeare and Company es un sitio emblem�tico en la literatura europea. Sin embargo, el lugar se ha quedado hu�rfano con la muerte de su due�o, George Whitman, quien falleci� el pasado 14 de diciembre a los 98 a�os.
Vilma FUENTES (LA JORNADA)- GARA | PAR�S
En pleno barrio latino de la capital francesa, un estadounidense desembarcado en Par�s fund� una de las librer�as m�s emblem�ticas y casi de leyenda de la literatura europea. Y es que, Shakespeare and Company ha sido y es mucho m�s que una simple tienda.
Sin embargo, el nombre de Shakespeare and Company no fue creaci�n de su due�o, George Whitman, sino que lo escogi� la estadounidense Sylvia Beach para su librer�a del distrito 6, en el barrio de Od�on, por donde pasaron escritores como Ernest Hemingway, Ezra Pound o James Joyce. Beach regent� aquella tienda entre 1919 y 1941, hasta que fue detenida por una oficial alem�n al negarse a venderle el �ltimo ejemplar de su edici�n de �Finnegans Wake�.
Situada en la calle de la B�cherie, al otro lado del r�o Sena, frente a la catedral de Notre Dame, la actual librer�a ocupa dos pisos de un antiguo edificio. En la amplia banqueta, una fuente Wallace deja o�r el gorjeo de su chorro de agua. A trav�s de los cristales puede verse el c�mulo de vol�menes que ocupan los estantes, llenan las mesas, suben las escaleras y llegan al laberinto del segundo piso, toda una mezcla de literatura de distintas �pocas y lugares.
Entre todos los libros, un sof�, un colch�n, o una cama donde, por la noche, dorm�an j�venes con vocaci�n de poetas o escritores, y, durante el d�a, sirven de asiento a los lectores dejan entrever el esp�ritu de George Whitman. Incluso �l mismo afirmaba que m�s de 40 mil personas han dormido alguna vez en esa �utop�a socialista que se hace pasar por librer�a�: Burroughs o Ginsberg a cambio de dos obligaciones: ayudar en la libreria y leer un libro por d�a.
El famoso apellido
En 1975 la actriz Colette Pillon present� a Vilma Fuentes a Georges Whitman y, tal y como recordaba Fuentes en un texto publicado en �La jornada�, apenas se pod�a caminar entre libros viejos, nuevos, le�dos o v�rgenes de �Shakespeare and Company�. Whitman adquir�a sus libros en la venta de la iglesia americana, en los mercados de antig�edades, en ventas p�blicas y gracias a donaciones y legados.
Las primeras palabras que Whitman le dijo a la mexicana fueron: ��Viva Pancho Villa, viva Zapata, viva el tequila, viva M�xico!�. Frase invariable, repetida a cada encuentro. Sin embargo, �no daba pie a preguntarle sin rodeos si Walt Whitman era su antepasado. Muchas veces me pregunt� si George, cuando me repet�a sus vivas a los h�roes mexicanos, ignoraba o prefer�a olvidar que, en plena guerra de anexi�n de Texas, Whitman escribi� en el diario �Brooklyn Eagle�: �S�, M�xico debe ser severamente castigado. Que nuestras armas sirvan de hoy en adelante a ense�ar al mundo entero que, aunque no nos plazcan las querellas, Am�rica sabe c�mo golpear y conoce los medios de extenderse�.
La pasi�n de Whitman por la literatura y los libros era extrema. Para dar a su librer�a una vida m�s larga que la suya, hizo su heredero a Par�s, ya que, en aquella �poca no ten�a descendientes. Sin embargo, a una edad algo avanzada, tuvo una hija, a quien le dio como nombre de pila Sylvia Beach y quien organiz� una fiesta en honor a su padre la tarde en que incineraron al librero. La leyenda se sigue tejiendo entre sobreentendidos y an�cdotas. Qu� importa que sea real o imaginario, verdadero o falso: la mitolog�a de Shakespeare and Company no deja de crecer.
Al d�a siguiente de su primer encuentro con Sylvia Beach, propietaria de la primera librer�a llamada �Shakespeare and Company�, el escritor James Joyce entr� en la tienda y tras haber mirado �cuidadosamente las fotograf�as de Walt Whitman y Edgar Allan Poe, se sent� en el inc�modo silloncito junto a mi mesa y me explic� que al venirse a vivir a Par�s se encontraba con tres problemas: buscar un techo para alojar a cuatro personas, alimentarlas y vestirlas y terminar `Ulises'�, escribi� Beach en su autobiograf�a.
Como Joyce no ten�a dinero, Beach ofreci� a Joyce publicar su novela a cuenta de la librer�a , cosa con la que Joyce estuvo de acuerdo �con mucha alegr�a�, seg�n explic� la due�a. Beach no ten�a dinero, as� que recurri� a la edici�n patrocinada por suscriptores e imprimi� una nota dirigida a los clientes de la librer�a anunci�ndoles la publicaci�n �ntegra de �Ulises�.
GARA