La juez argentina Servini de Cubría pide a Madrid datos sobre la dictadura franquista
La juez argentina María Servini de Cubría ha pedido al Estado español información sobre los crímenes cometidos durante el franquismo así como de los ministros y responsables de las fuerzas de seguridad franquistas. En su exhorto, enmarcado dentro de la querella que presentaron en Argentina víctimas de la dictadura, pide datos sobre el número de fosas, de desaparecidos, de torturados, de empresas que utilizaron a presos políticos y de niños apropiados.
A. L. | BUENOS AIRES
Mientras en el Estado español se cierran las puertas a la investigación de los crímenes cometidos durante la dictadura franquista, al otro lado del Atlántico, en Argentina, la juez María Servini de Cubría, reconocida por procesar a militares argentinos responsables de delitos de lesa humanidad durante la dictadura, ha pedido al Estado español que identifique a los ministros y responsables franquistas, entre el 17 de junio de 1936 y y el 15 de junio de 1975. En su exhorto incluye a los mandos de las Fuerzas Armadas, Guardia Civil, Policía Armada, directores de Seguridad y dirigentes de la Falange Española, solicitando el certificado correspondiente en caso de fallecimiento.
Servini de Cubría también solicita datos precisos sobre las fosas comunes encontradas, la cantidad de cuerpos recuperados, el número de personas desaparecidas, con sus nombres y apellidos, y la fecha y lugar de su desaparición, la lista de personas torturadas o muertas, las empresas que utilizaron a presos políticos para hacer trabajo esclavo y la cifra de niños sustraídos a sus familias de origen -la mayoría republicanas, de padres y madres fusilados, encarcelados o exiliados-.
Organismos de recuperación de la memoria histórica cifran en 30.000 los menores, muchos recién nacidos o de pocos meses de edad, robados a sus madres y enviados, en la mayoría de los casos, a instituciones religiosas. Las teorías del siquiatra militar Antonio Vallejo Nágera, que calificaba a los «rojos» de «seres inferiores y enfermos», fueron asumidas por el Estado franquista, que utilizó todos sus resortes para secuestrar a los hijos de republicanos, ya fueran militantes activos o simplemente familiares, y «reeducarlos».
Como jueza de menores, Servini de Cubría fue la primera en restituir a hijos de desaparecidos argentinos apropiados durante la dictadura a sus familias.
En 1998, encarceló al ex almirante Emilio Eduardo Massera, indultado en 1990 por el Gobierno de Carlos Menem, por causas relativas al secuestro y denegación de identidad a menores. La magistrada dictaminó que el secuestro de menores así como el resto de cargos que pesaban sobre Massera eran delitos de lesa humanidad y, por tanto, no prescribían.
Estas actuaciones se enmarcan dentro de la querella que presentaron en Argentina varías víctimas del franquismo.
Aunque en primera instancia archivó las diligencias de acuerdo a un dictamen de la Fiscalía según el cual tales crímenes han sido o son investigados por la justicia española, la Cámara Federal, a petición de los querellantes, declaró nula la decisión de la magistrada, que reactivó la causa iniciada en abril de 2010.
En una entrevista al diario argentino «Página 12», el abogado Carlos Slepoy, impulsor de las causas que investigaron los crímenes de las dictaduras argentinas y chilena y uno de los impulsores de la querella, subrayó que «las causas en el Estado español están paralizadas. El Gobierno dio instrucciones para que los fiscales paralicen los procedimientos. La sensación es que van a dar informaciones confusas para tratar de dilatar».
«La única alternativa es conocer la verdad histórica y en España ni siquiera existe una comisión de la verdad. El retraso es patético, teniendo en cuenta que fue uno de los mayores genocidios del siglo XX», resaltó.
Ahaztuak celebró el exhorto de la juez argentina que, según subrayó, «debe suponer un nuevo revulsivo para dar a conocer la impunidad, consentida por un sistema que se dice plenamente democrático».
El presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Emilio Silva, expresó su deseo de que el Gobierno español actúe de forma ejemplar cuando se le aplica el principio de justicia universal y este proceso ayude a las familias a conocer la verdad.
Darío Rivas, Inés García, Silvia Carretero, Adriana Beatriz Fernández, Críspulo Nieto y Eugenio Emilio Gómez San Juan son los promotores iniciales de la querella por genocidio presentada en abril de 2010 ante los tribunales federales argentinos bajo el auspicio de organismos de derechos humanos locales, entre ellos la Madres de la Plaza de Mayo y el Servicio de Paz y Justicia que dirige Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz.
El padre de Darío Rivas, alcalde de Castro del Rey, en la provincia de Lugo, fue fusilado en 1936 por falangistas. En 2005, logró recuperar su cadáver de una fosa común.
Dos tíos abuelos de Inés García, uno de ellos alcalde de Lumbrales y otro concejal de Astorga, y un tío, médico e integrante de las Milicias Castellanas Antifascitas Batallón Los Comuneros también fueron fusilados.
Silvia Carretero fue detenida y torturada en 1975 estando embarazada de dos meses y medio. Su marido, José Luis Sánchez-Bravo, también fue torturado y fusilado el 27 de setiembre de 1975 junto a otros cuatro presos, entre ellos Jon Paredes Manot y Angel Otaegi. Carretero y Sánchez-Bravo militaban en el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP).
Adriana Beatriz Fernández reclama por la muerte de su abuelo, un jornalero fusilado en 1936. En el acta de defunción figura que murió «a consecuencia de la lucha contra el marxismo».
El padre y tío de Críspulo Nieto fueron fusilados en 1940, mientras que el abuelo de Eugenio Emilio Gómez fue encarcelado por insultar a generales falangistas y murió en prisión por tuberculosis en 1938. GARA