Internacional
Los dueños del fútbol
Los nuevos millonarios del fútbol irrumpen en ligas como la española o la francesa, mientras en la inglesa acaparan desde hace tiempo la mayoría del capital de los clubes y sólo algunas como la alemana resisten.
Joseba VIVANCO
El dueño del Newcastle, Mike Ashley, anunció hace unas fechas que el legendario estadio de St. James Park, con 119 años de historia, se llamará a partir de ahora Sports Direct Arena, la marca de una de sus compañías. Ya había ocurrido antes con otros estadios, algunos históricos como Highbury, recinto de los gloriosos años del mejor Arsenal, cuando pasó a rebautizarse Emirates Stadium. También los citizens llegaron a un acuerdo en julio con la aerolínea de Abu Dabi para cambiar el nombre de City of Manchester por Estadio Etihad Airways, a cambio de un contrato valorado en más de 165 millones de euros.
El cambio de denominación del campo de las urracas del Newcastle no supondrá beneficios adicionales para el club, sino una invitación a cualquier patrocinador que quiera poner su nombre al estadio a cambio de una buena suma de libras.
Estos días, el siempre simpático -esta temporada en la Segunda alemana- St. Pauli, uno de esos clubes de barrio que llega a lo más alto, que recoge en sus estatutos declaraciones contra el racismo, el fascismo, el sexismo y la homofobia, o inicia los encuentros en su campo al ritmo del tema de AC/DC ``Hells Bells'', lanzó una llamativa campaña para recaudar dinero con el que construir una nueva tribuna en el estadio Millerntor.
Bonos con un interés del 6% hasta la fecha de su vencimiento, el 30 de junio de 2018. Nada menos que 5.000 inversores, aficionados, los agotaron en menos de un mes, lo que supone una inyección económica de seis millones de euros. Dado el éxito, ya se están planteando lanzar otra remesa de bonos, además de anunciar que venderán entradas para llenar el estadio y ver en pantalla gigante su histórica victoria sobre el Bayern en 2002. Eso sí, los precios de las entradas, las salchichas y las cervezas serán los mismos de hace diez años.
Los nuevos ricos del fútbol
Una iniciativa que nada tiene que ver con el negocio en que se ha convertido el fútbol de primer nivel, preso del golpe de talonario. El balompié español, ajeno a la inversión de estos `mecenas', convive desde hace unas pocas temporadas con el fiasco del indio que compró el Racing o con las inversiones árabes en el Málaga o el Getafe. En la Ligue 1 francesa, el nuevo gallo es el PSG parisino, gracias a los petrodólares del magnate Al Thani, que quiere pagar 80.000 euros al mes a David Beckhman, mientras el desahuciado Mónaco, que purga males en la Segunda División francesa, ha sido adquirido por el magnate ruso Dmitri Rybolovlev, considerado la 93 fortuna mundial.
La Liga alemana, la que más está aumentado en asistencia a los campos, es de lejos también la más rentable y menos endeudada. El todopoderoso Bayern de Munich es, por ejemplo, una sociedad anónima cuyos accionistas son el club deportivo -que controla el 90% del capital- y la firma Adidas -propietaria del restante 10%-. En otros clubes, el 51% debe estar al menos en manos del propio club, aunque el otro 49% pertenezca a una sola persona, como el Hoffenheim, que para no infringir la ley hace préstamos al equipo y así ha llegado a pasar de jugar en regionales a la máxima categoría del fútbol germano.
Pero hay tímidas excepciones que han abierto peligrosas puertas, como el Borussia Dortmund, Bayer Leverkusen y VfL Wolfsbur. El primero es el único club alemán que cotiza en Bolsa, estando en manos de dos sociedades de inversión como son Morgan Stanley y Blue Bay, pero sujeto a una exigente transparencia financiera.
La Premier, objeto de deseo
Pero si hay una Liga en la que los aficionados no pintan nada en sus clubes, esa es la inglesa. El blog ``Euros y balones'' dibujaba estos días el panorama que se vive en aquella competición, donde no solo la mayoría de equipos está controlada por un único propietario, sino que por lo general este suele ser un millonario extranjero.
El último equipo de las islas en seguir ese modelo fue el Arsenal, cuando los herederos de las familias propietarias durante un siglo vendieron su paquete accionarial al millonario estadounidense Stan Kroenke, que a partir de ese momento controla el 62% del capital. Manchester United, Liverpool, Aston Villa y Sunderland son los otros clubes en manos de dólares yankis.
Otros conocidos `patronos' extranjeros son el ruso Abramovich, que controla el Chelsea; el árabe Sheikh Mansour Bin Zayed al-Nahyan, el nuevo rico Manchester City; y el egipcio Mohamed Al-Fayed, el Fulham. «Se da la circunstancia de que mientras los norteamericanos invierten en el fútbol inglés con el objetivo de obtener altas rentabilidades semejantes a la del deporte profesional en su país de origen, estos tres equipos son deficitarios crónicos», advierte el autor del blog.
Uno de los últimos en desembarcar en este mercado del fútbol es el malayo Tony Fernandes -que posee el equipo Lotus de Fórmula 1-, tras adquirir el 66% del recién ascendido Queens Park Rangers.
Pero cada club es un mundo, aunque en manos de pocos o de uno. El Stoke City lo adquirieron inversores islandeses pero, al irse a pique la banca del país, se lo vendieron a su antiguo propietario por la mitad de lo que se lo compraron. Al menos lo ha salvado. El millonario Joseph Lewis saca adelante el Tottenham, uno de los equipos con mayor masa social; el Wigan está en manos de un antiguo futbolista que tiene hoy 74 años; un constructor compró los lobos del Wolverhamtpon por 10 libras, a cambio de invertir 30 millones más; el Norwich City, otro de los clubes ascendidos, pertenece a un matrimonio que en su día eran abonados del club; el Everton lo guía un productor cinematográfico, fiel aficionado, que ha evitado junto a dos accionistas más que cayera en las manos de algún inveror foráneo.
Quizá el caso más singular sea el del simpático club galés Swansea, cuyo 20% del capital está en manos de los seguidores a través de una sociedad, solo superado en número de acciones por el matrimonio Morgan, empresarios hosteleros.
Existen otras vías alternativas, como la de otro incipiente fútbol, el nipón. En la Japan League nacida en 1993 ha mandado el paternalismo empresarial del que surgieron equipos europeos como el PSV Eindhoven -de la Phillips-, el Bayer Leverkusen -de la farmacéutica Bayer- o el Wolfsburg -propiedad en un 90% de la firma Volkswagen-. Pero la crisis ha hecho que esas empresas -como Panasonic, Fujitsu o Mitsubishi, entre otras muchas- se hayan tenido que abrir a nuevos patrocinios, incluidos los de gobiernos provinciales y locales.
Dos modestos equipos de la ciudad finlandesa de Rovaniemi decidieron en 1993 que el personaje más popular e internacional de la época navideña merecía disponer de su propio club de fútbol. Y así nació el FC Santa Claus -le dieron la denominación inglesa y no local, Jouluppukki-, una entidad que ha competido desde entonces en la segunda y tercera categoría de su país y cuyo mayor deseo, obviamente, es llegar algún día hasta la máxima. Nos cuenta el periodista deportivo argentino Aro Geraldes en su blog que este curioso club milita hoy en el grupo C de la Kakkonen (segunda división), el tercer escalón del fútbol finlandés detrás de la Veikkausliiga y la Ykkönen. También participa en la Suomen Cup, la Copa de Finlandia. Juega sus partidos en el modesto estadio Susivoudin, de césped artificial y con capacidad para 2.000 personas, y a escasa distancia -¡cómo no!- de la Santa Claus Village. Todos sus jugadores son finlandeses, aunque hace un par de temporadas contaron con un delantero brasileño llamado Rafael de Oliveira Rodrigues. La temporada del fútbol se disputa de marzo a octubre, por razones climáticas. Al no haber jugadores profesionales, el club busca trabajo a los integrantes que aún cursan estudios cuando no hay competición: unos ejercen como vendedores en el mercado navideño de Rovaniemi, otros lo hacen en la tienda oficial que el equipo tiene en la aldea de Santa Claus, mientras que el resto colabora con la empresa turística local montando partidos de fútbol-nieve. Para comenzar la próxima temporada 2012 y sumar seguidores, el equipo -que evidentemente viste de rojo- ha llevado a cabo una campaña publicitaria con el emblema de este equipo: el mismísimo Papá Noél, quien se entrena junto a los jugadores. Y, además, colabora con Unicef, donando 10 euros por cada camiseta vendida. J.V.