CRíTICA cine
«Copito de nieve» ¿Por qué desprecias su color?
Mikel INSAUSTI
No es nada agradable tener que comentar en sentido negativo una película infantil, y es que a nadie le gusta verse obligado a hacer de Herodes. Los padres son muy libres de llevar a sus hijos a la sesión que crean oportuna, así que quedan exculpados, al igual que los críticos que han decidido ser condescendientes con “Copito de nieve” en las fechas navideñas de su estreno. Puedo entenderlo todo, pero no es de recibo que hayan pasado treinta años desde que se hicieron las películas de Parchís y las cosas sigan igual. No vale con lamentarse y decir que esto no es Hollywood, porque de puertas adentro no se cuida el producto familiar y se falta al respeto a los espectadores menores de edad. El que “Copito de nieve” vaya dirigido a los más pequeños no es excusa para escribir un guión tan pobre y falto de recursos, sin conexión alguna con la realidad de un animal tan querido para varias generaciones. El desangelado cuento que se han inventado los guionistas no le hace ningún honor a su grato recuerdo.
Si el planteamiento argumental no da para aventuras ni emociones, más decepcionante resulta aún la parte técnica, pues no existe una mínima integración de la animación dentro de la imagen real. Las mascotas generadas por ordenador no interactúan con los personajes de carne y hueso, con el problema añadido de que los intérpretes infantiles están muy mal dirigidos. La función tampoco la salvan los adultos, en vista de la presencia decorativa de Elsa Pataky, que ni con careta convence como bruja. No hay tampoco un verdadero diseño artístico, y los intentos por conseguir una ambientación fantasiosa a lo Jean-Pierre Jeunet se quedan muy cortitos. Esa Bercelona no es la de los 60, y la subida al Tibidabo presta el fondo de tarjeta postal necesario para recaudar ayudas oficiales, lo mismo que el zoo visitado por un público que parece un recortable. Deberían haber optado por hacer una película de animación en torno a las primeras vivencias del gorila albino, cuya imagen es simpática.