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Crónica | Exposición sobre Stein

Americanos en París

A principios del siglo pasado fueron a parar a la ciudad del Sena cuatro americanos inquietos: Leo, Gertrude, Michael y Sarah. Los tres primeros eran hermanos, los Stein; la última, la mujer del hermano menor.

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Iñaki URDANIBIA

El olfato artístico no cabe duda que era una de sus más brillantes capacidades, lo que les hizo ir haciéndose con una muy importante colección de cuadros de algunos pintores ya en alza y de otros que fueron prácticamente descubiertos y promocionados, a ambos lados del charco, por ellos. Henri Matisse fue lanzado por el matrimonio compuesto por Sarah y Michael, quienes se convirtieron además en íntimos amigos del pintor y modelos de algunos de sus lienzos.

Entre ellos la que mantuvo más fidelidad a París fue Gertrude Stein, quien se integró y permaneció en ella hasta su fallecimiento en 1946, con breves y escasas escapadas a su país de origen con el fin de dar a conocer algunas de sus obras escritas. Verdadera madre de la «Generación perdida», término que ella mismo acuñó para referirse a aquellos norteamericanos que vivieron en París, y en otras capitales europeas, tras la primera Guerra Mundial (Fitzgerald, Dos Passos, Hemingway, Faulkner, Steinbeck y otros), la casa de esta escritora, coleccionista y dinamizadora cultural se convirtió, además de en un selecto museo, en punto de reunión de lo más granado de los artistas afincados en la capital francesa. Allá acudían a charlar, a contemplar las nuevas adquisiciones artísticas de la curiosa dama que vivía con otra dama singular: Alice Toklas. Picasso, Juan Gris, Matisse y fotógrafos y escultores varios (Man Ray, Cecil Beaton...) gozaron de la conversación de la mujer y hasta la convirtieron en modelo para algunas de sus obras.

Libros y cubismo

Gertrude Stein también fue una destacada escritora, si bien su obra tuvo serios problemas para hallar editores, lo que hizo que autoeditase algunas de sus curiosas obras; si califico así sus libros es debido a que la mirada de Stein resulta fuera de lo común y su prosa se deja llevar por fogonazos fragmentarios, muchas veces, en un intento por llevar al campo de la literatura el cubismo que se abría camino a pasos agigantados. Su experiencia parisina se puede conocer en un librito, editado por Minúscula y titulado «París Francia», mientras que la visión de la guerra vivida fuera de la ciudad -ha de tenerse en cuenta que era extranjera y además judía- está reflejado en «Las guerras que he visto» (Alba). De sus obras más celebradas también hay ediciones en castellano: «Autobiografía de Alice B. Toklas», en Lumen, y «Autobiografía de todo el mundo», en Tusquets, y... seguro que me dejo alguna. Su hermano mayor, Leo, también escribió, si bien sus obras se centraron en el terreno de la teoría estética.

La audacia y exquisitez de las cuatro miradas de las que hablo queda expuesta en esta exposición deslumbrante en la que se pueden contemplar principalmente amplias muestras de la pintura de Matisse, Cézanne, Picasso, así como numerosas fotografías, muy en especial de Gertrude y de su mítico domicilio, en cuyas paredes no había ya sitio para más cuadros. Bonnard, Gauguin, pinturas del propio Leo Stein, Pierre Masson, Laurencin, Edgar Degas, Édouard Manet, Auguste Renoir, sir Francis Rose, Francis Picabia...

Una magistral exposición en la que se pueden contemplar obras maestras de la pintura de la época, de los pioneros de la vanguardia artística. Un recorrido amplio y esencial por tales pagos y un conocimiento de una familia que poseía un olfato estético fuera de lo común, a cuyos miembros se puede ver retratados o filmados en entrevistas varias y en agitadas reuniones con la crème de la crème.

No me extenderé en detallar todas las obras expuestas, pues el abanico es amplio, y obviamente colorido, mas sí diré, sin pretender ser exhaustivo, que allá cuelgan lienzos tan paradigmáticos como «Desnudo sentado» (1906), «Desnudo azul» (1907), «La gitana» (1905-1906), «Mujer con sombrero» (1905) y «La felicidad de vivir» (1905-1906), todas ellas de Matisse; de Cézanne, variaciones sobre los «Bañistas» (1896-1897) y «La montaña Santa Victoria» ( 1900-1902); y de Picasso, el retrato de «Gertrude Stein» (1906), «La mesa del arquitecto» (1912), «Desnudo con toalla» (1908), «Cabeza de mujer dormida» (1907) y «Tres mujeres» (1908).

Exposición que aun siendo francamente poliédrica, tiene como imán esencial a esa gran dama de las letras y del modernismo que fue Gertrude Stein. Ella fue la que mayor fuerza aglutinadora consiguió al plasmar los aires innovadores en su obra narrativa, en la que abundan los collages, los fragmentos y recortes... «Esa gran sonrisa gramatical» de la que hablase Max Jacob puede conocerse ahora en toda su amplitud.

 

Ficha

Exposición: «Matisse, Cézanne, Picasso. L´aventure des Stein».

Lugar: Galeries Nationales du Grand Palais (3, avenue du general Eisenhower, 75008 Paris).

Fecha: Hasta el 22 de enero de 2012.

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