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CRíTICA danza

Cascanueces por el buen camino

 

Mikel CHAMIZO

Un público familiar de lo más variopinto ha llenado estos últimos días el Arriaga para no perderse lo que es, en cierto modo, la gala de presentación oficial de la escuela de danza de Igor Yebra en Bilbo, tras sus cinco primeros años de actividad. Un punto en el que los primeros alumnos comienzan a estar bien formados y, por tanto, nos permite vislumbrar la calidad de la enseñanza que allí se imparte. Para que sus alumnos se lucieran en público,Yebra escogió el clásico navideño por excelencia, “El cascanueces” de Chaikovski, basándose en la versión clásica de Petipa-Ivanov pero recortando pantomimas y partes interpretativas para centrar la atención casi exclusivamente en las danzas y los pasos a dos y a tres. Este formato reducido a una hora escasa convirtió la historia de “El cascanueces” en una excusa para algo que era casi una función de fin de curso, pero tampoco se me ocurre cómo se puede involucrar a 70 alumnos, algunos de ellos de 4 o 5 años, en una estructura mucho más compleja.

En cualquier caso, fue una función de fin de curso de categoría, con un precioso vestuario y una iluminación notable que resolvía bastante bien la casi ausencia de escenografía. Y porque, en el fondo, los principales protagonistas fueron los chavales, algunos de ellos con un futuro clarísimo como profesionales de la danza, como Aitor Galende y Saioa Vivanco, que interpretaron a Cascanueces y a Clara con una gran expresividad y rasgos muy maduros en su técnica. Toda la función fue un ir y venir de bailarines de todas las edades, que proyectaron la sólida sensación de que Igor Yebra y el resto de profesores de su escuela están haciendo las cosas realmente bien. Además, y como guinda al pastel, el propio Yebra y Oxana Kucheruk interpretaron el paso a dos final, en la dificilísima versión francesa, de forma exquisita y emocionante. Fue, en definitiva, un tierno espectáculo al que, de tener que pedirle algo, sería que hubiesen cuidado más el sonido, pues a veces resultaba francamente desagradable y distorsionado.

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