Maite SOROA | msoroa@gara.net
No les gusta que señalen a sus amigos
El nuevo escenario político abierto en este país sigue dando qué hablar, y en el caso de los cancerberos mediáticos del nacionalismo español, para mal. No están contentos con cómo les va. Ayer, en «El Correo», la columnista Tonia Etxarri se lamentaba porque «a medida que sube la presión de los herederos de Batasuna por hacer de la negociación con ETA su único programa político, el espacio de la equidistancia se va llenando de adeptos, hasta rozar el límite de la saturación». Por si alguna lectora o lector no ha descifrado la frasecilla, Etxarri se queja de que cada vez más agentes reclamen al Gobierno español que empiece a moverse.
La columnista de Vocento, sin embargo, no está por la labor. Y se las sabe todas: «Se entiende la jugada de los herederos de Batasuna. Es hábil. Tramposa pero astuta. Porque están consiguiendo extender un manto anestésico sobre gran parte de la sociedad vasca. Hasta tal punto es así que muchos ciudadanos, incluso los bienpensantes a los que se suele referir Joseba Arregi, caen en el juego de situar al mismo nivel a `presos y víctimas', por ejemplo, con tal de aceptar la teoría de los dos bandos en conflicto para que la izquierda abertzale nos libere del fomento de la `confrontación'». Con lo imaginativa que es hilando frases, ha repetido lo de «herederos de Batasuna» en dos párrafos. En todo caso, de «manto anestésico» no sé, pero de «manto amnésico» sí saben bastante quienes vivieron plácidamente en el franquismo y de pronto se hicieron demócratas. Como algunos medios.
A Etxarri, sin embargo, se le nota molesta porque «el manto anestésico se extiende sobre el mapa mientras la presión se posa sobre el nuevo Gobierno del PP» y, ofendida por la interpelación a los suyos, sale en su defensa diciendo que «se puede esperar habilidad del Ejecutivo, como reclamó ayer el presidente del Círculo de Empresarios. Pero no parece objetivo pedir altura de miras `a todos'». Con que sean capaces de «mirar» lo que está sucediendo en la sociedad vasca ya nos conformaríamos algunas. Sin embargo, que esté tranquila Etxarri, que este pueblo nunca ha sido amigo de anestesias. Y tampoco de amnesias.