Reza el dicho que cuando se toca fondo solo se puede ir para arriba. Las tres últimas y dolorosísimas derrotas ante Caja Laboral Baskonia, Unicaja y Lagun Aro GBC han dejado a Gescrap Bizkaia Bilbao Basket con una buena dosis de polvo entre los dientes, sin apenas opciones de Copa y con el descenso a una sola victoria de distancia. «Está muy bien jugar el Top 16, pero nuestra vida es la Liga», recordaba Fotis Katsikaris tras el derbi del domingo pasado.

Así pues, las huestes del técnico heleno viajan al pabellón Príncipe Felipe para empezar su particular remontada, aunque enfrente estará un CAI Zaragoza que buscará aprovecharse de su condición de local para ganar y aferrarse a su actual octava plaza, cosa que le dejaría el pase a la Copa a su alcance. Es por ello que el alero maño Pablo Almazán alertaba a su hinchada definiendo el duelo de esta noche como «una final».

Mientras, y de reojo, desde Donostia miran el encuentro de Zaragoza, ya que la victoria bilbaina facilitaría mucho las cosas a Lagun Aro GBC en pos de colarse entre los ocho primeros.

Paciencia y defensa

Fotis Katsikaris, en su rueda de prensa de ayer, se mostró autocrítico con los últimos partidos de su equipo. El preparador heleno comentó que las últimas derrotas llegaron «por detalles», y vio en la mejora de «la paciencia y la defensa» la forma de revertir esta mala situación.

«El camino para volver a ganar es mejorar la defensa y bajar el número de pérdidas. Es la primera vez en mi carrera que tengo al equipo con la peor defensa de la Liga. Lo arreglaremos siendo más duros y con paciencia», comentó Katsikaris.

«Hemos perdido dos de los últimos tres partidos por detalles. Hemos llegado con el mejor guion al final de los partidos; no nos acompañan los resultados ni la suerte fallando tiros libres nuestros mejores tiradores. Lo vamos a romper seguro, ahora mismo necesitamos ganar y lo vamos a hacer» añadió.

Katsikaris opinaba que los tres días de descanso tras lograr la histórica clasificación para el Top 16 «hicieron mucho daño», al romper la dinámica positiva en la que se encontraba el equipo. «Estoy satisfecho con el trabajo del equipo, hay margen para mejorar, pero no tenemos que cambiarlo todo. Ahora parece una montaña; estamos bien, tenemos que ser más duros mentalmente, cuidar más el balón y defender más», remachó.

Y es que si la Copa ha dicho prácticamente adiós -con cinco victorias en 14 partidos y un -24 en el average general, la única posibilidad bilbaina es ganar de paliza sus tres partidos, todos ellos fuera de casa: Zaragoza, Valladolid y Obradoiro-, la segunda parte de la campaña doméstica está a punto de empezar. Se calcula que harán falta unas 17 o 18 victorias para jugar el play off -el año pasado Unicaja fue octavo con 19 triunfos- y no se pueden aplazar los deberes -como, por ejemplo, ganar lejos del Bilbao Arena- por más tiempo.