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«En Babcock trabajamos subcontratados sin protección ante el riesgo de amianto»

Dos testigos confirmaron que los trabajadores de las subcontratas de Babcock Wilcox estuvieron en contacto con el amianto, sin que se adoptaran medidas de prevención. Los familiares del fallecido José María López pidieron una compensación económica de 123.000 euros.

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Juanjo BASTERRA | BILBO

El Juzgado de lo Social número 1 de Bilbo analizó ayer la reclamación de 122.310 euros de la viuda y los hijos del extrabajador de Babcock Wilcox José María López Marín, que falleció a consecuencia de un mesotelioma pleural después de haber estado en contacto con el amianto en los años 1972 y 1973 en la empresa de bienes de equipo como soldador a través de la subcontrata José Luis Ahedo Zorrilla. De forma posterior ingresó en la Policía Municipal de Bilbo.

En la vista oral, la defensa de la sucesora de Babcock Wilcox y Cofivacasa, empresa que se dedica a la liquidación ordenada de las empresas que pertenecieron a SEPI, cuestionó la sucesión, mientras que la compañía de carácter público dudó de que el operario hubiera trabajado en Trapagaran. Sin embargo, dos testigos, que aportaron una declaración jurada, confirmaron el trabajo de José María López Marín y el contacto directo que mantuvo con el amianto.

Juan Ramos Muñoz, testigo de la defensa del trabajador, confirmó el trabajo en contacto con el amianto en la empresa. «En los trabajos de soldadura teníamos que utilizar el amianto, desde mantas a cintas que colocábamos en los tubos».

Confirmó, a su vez, que soldaban tubos en paralelo para el cierre de las calderas, tornillos, llantas, entre otros elementos, para centrales nucleares, centrales térmicas, papeleras y otr0s equipos que se producían en Babcock. «Las piezas se precalentaban con mecheros, y para protegerse del calor que desprendían se utilizaban mantas de amianto y para mantener calientes las piezas, mientras se soldaban, se enrollaban cintas de amianto alrededor de los tubos», expresó.

Sin seguridad

El segundo testigo, Juan Vaquero Maeztu, confirmó estos extremos y recordó que el amianto se encontraba en las instalaciones de la empresa de bienes de equipo. De hecho, el abogado defensor de Cofivacasa reconoció la existencia de amianto en la empresa, aunque dudó que las mantas y la cinta que se utilizaba pudieran desprender fibras, que fueron las causantes del cáncer laboral que sufrió el trabajador, como confirmó la Seguridad Social.

Ambos testigos dejaron claro que durante el proceso de manipulación del amianto «ni Babcock ni la subcontrata nos entregó ni equipos de protección, como mascarillas. Nadie nos dijo del peligro de inhalar fibras de amianto». En este sentido, la abogada de la viuda y los hijos del trabajador fallecido recordó que el Tribunal Supremo reconoce que a partir del año 1940 ya se habían fijado criterios de seguridad y salud para evitar las patologías del amianto, la que más se conocía en ese momento era la asbestosis.

Catorce fallecidos

Durante el ejercicio 2011 han fallecido un total de 14 extrabajadores debido a las enfermedades derivadas del amianto, sobre todo mesoteliomas pleurales, un tipo de cáncer. Los afectados van en aumento.

CAF y Balenciaga, condenadas a pagar 136.703 euros

El Juzgado de lo Social número 3 de Donostia obliga a CAF y a Astilleros Balenciaga a que «de manera conjunta y solidaria» abonen a Francisco González Nieto la cantidad de 136.703,08 euros en concepto de indemnización por la falta de medidas de seguridad y de prevención frente al amianto. Según indica la sentencia, el trabajador tiene un mesotelioma y desde diciembre de 2010 tiene reconocida una contingencia por enfermedad profesional. Trabajó de soldador tanto en Astilleros Balenciaga como en CAF.

En la sentencia se recuerda que ambas empresas no adoptaron medidas para evitar las enfermedades derivadas del uso del amianto. «El hecho de que la normativa sobre el amianto antes de 1997 no estuviera desarrollada y que los conocimientos científicos y técnicos hayan ido permitiendo una evolución en la forma de controlar la nocividad de ese elemento, no significa que no tuvieran que respetarse las normas, ya que desde 1961 la enfermedad por el amianto estaba reconocida como profesional». Afirma que deberían de haber cumplido con la normativa. J. BASTERRA

NORMATIVA

A pesar de lo que los representantes legales de las empresas manifiestan en contra de la existencia de normativa contra el amianto antes de 1982, los juzgados lo reconocen ya desde 1962 y desde 1940 en cuanto a prevención de riesgos.

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