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TRAS LA MAYOR MANIFESTACIÓN POR LOS PRESOS

Egin Dezagun Bidea busca articular el trabajo y ampliar los consensos

Tras marcar «un hito histórico innegable» con las más de 110.000 personas reunidas en Bilbo y constatar ya algunos resultados, Egin Dezagun Bidea no se para. Ayer anunció que los «herri bilgunes» debatirán cómo articular toda esa masa popular dispuesta a trabajar por los derechos de los presos, y que potenciará la interlocución con otros agentes para dar eficacia al «consenso amplio» ya existente contra la política carcelaria y para ampliar los acuerdos.

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Ramón SOLA | DONOSTIA

La gran fotografía colgada en la pared tras los miembros de Egin Dezagun Bidea que comparecieron ayer en Donostia hablaba por sí sola. Se trata de una de las imágenes recogidas desde un piso alto en la Plaza de Zabalburu y refleja la multitud apilada tras la pancarta de cabeza el pasado sábado; una fotografía impactante, aunque en realidad no recoja buena parte de la participación popular, dado que muchos miles de personas iban por delante de ese grupo o por otras calles paralelas.

Su reto ahora es seguir avanzando, y ese era el motivo de la comparecencia de los promotores de la movilización que reunió a más de 110.000 personas. Amaia Esnal y Manu Ugartemendia anunciaron dos iniciativas concretas: un proceso de reflexión en los herri bilgunes, para articular toda esa participación popular y dotarle de herramientas para defender los derechos de los presos, y la intensificación de los contactos con otros agentes del país.

Situaron ambos movimientos en el «corto plazo». De hecho, su intención es que la reflexión en los herri bilgunes dé fruto en pocas semanas. Las conclusiones se presentarán en un acto público que por el momento no tiene fecha ni lugar, y que servirá además para reivindicar de nuevo los derechos de los presos políticos vascos. La movilización del sábado demostró que hay muchos miles de personas dispuestas a trabajar en este terreno y que el número ha crecido de forma notable en poco tiempo.

Por lo que respecta a la interlocución externa, Egin Dezagun Bidea aspira por un lado a «dar eficacia» a los compromisos ya constatados y, por otro, a lograr nuevos acuerdos. Esnal constató que a día de hoy se puede hablar de «consenso amplio consolidado» en favor de los derechos de los presos, pero apuntó además que «los consensos que no son posibles hoy sí pueden serlo mañana».

Todo ello se incluye en una misma hoja de ruta: partir del respeto a los derechos de los presos para cambiar la política carcelaria y avanzar así hacia una resolución del conflicto que conlleve el retorno a casa de los prisioneros y exiliados. Como primer gran objetivo fijan la desactivación de las medidas de excepción: dispersión, alargamiento de condenas y denegación de libertades a quienes se encuentran enfermos o han cumplido tres cuartas partes de la condena.

«Ya dijimos que Bilbo era solo un punto de partida», remarcó Manu Ugartemendia antes de añadir que el éxito de participación se ha convertido en un plus de «fuerzas y argumentos para seguir haciendo camino».

Junto a las dos labores ya referidas, Egin Dezagun Bidea se marca otro reto: ampliar la movilización a nivel local, por toda Euskal Herria, recogiendo el guante de la manifestación nacional del sábado. Y para ello recordaron la cita del último viernes de mes; en este caso, el 27 de enero.

La sociedad, por delante

Egin Dezagun Bidea inició su comparecencia remarcando la «dimensión histórica» de lo ocurrido entre La Casilla y el Ayuntamiento de Bilbo. Citaron las más de 110.000 personas reunidas, el llenazo no solo en el recorrido sino también en las calles adyacentes y la certeza de que «en las últimas décadas no se recuerda algo así» en Euskal Herria.

Extrajeron dos conclusiones: que la «inmensa mayoría» de la sociedad vasca reclama «pasos» a los ejecutivos español y francés para cambiar la política carcelaria y que la ciudadanía «va por delante de los gobiernos y se ha apropiado de la llave de los cambios».

La semana transcurrida desde la movilización les ha permitido confirmar que «la política penitenciaria no tiene agarradero posible», porque la marea humana reunida en Bilbo ha provocado readecuaciones de discurso por parte de dirigentes políticos que antes sí respaldaban la dispersión. «El asunto de los presos les ha sobrepasado», constató Ugartemendia.

Entre los participantes en la rueda de prensa había otras caras conocidas como la del exalcalde de Donostia Ramón Labayen, que estuvo igualmente en Bilbo y quiso dar ayer su opinión personal: «Este pueblo tiene un corazón que no le cabe en el pecho -constató-, y ese corazón va a hacer no solo que sobrevivamos, sino también que nos realicemos».

No obstante, recordó que la cuestión de los presos es una especie de «cerradura con dos llaves»: una la tienen los vascos y otra el Estado español. Y sobre este último se mostró escéptico. Evocando el proceso de solución irlandés, recordó que «los ingleses siempre han sido pragmáticos, partidarios de la negociación, pero los españoles no han negociado jamás, y por eso perdieron todas las colonias. Ahora también van a por la victoria, pero en realidad van a la derrota». Respecto a los agentes vascos que no estuvieron en la manifestación, Labayen se mostró confiado en que también pueden aportar: «Se puede pensar razonablemente que también a nivel institucional se está presionando en este tema», estimó.

EGIBAR EMPLAZA A ETA

Joseba Egibar (PNV) dijo en Euskadi Irratia que víctimas y presos son fruto de una «estrategia errónea» e instó a ETA a que lo acepte así: «Tiene que decirle a este pueblo que le ha hecho daño, no puede dejar a los presos esa responsabilidad».

Semper (PP): «Otra forma de violencia»

El dirigente del PP Borja Sémper fue el protagonista de la tradicional cena que celebra el partido en Gipuzkoa en torno a Navidades, y que esta vez no contó con invitados estatales de renombre. Allí, Sémper hizo alusión a la manifestación por los presos del sábado pasado para quejarse de que «la violencia también consiste en un griterío avasallador que encierra a la víctima con su dolor en el silencio. Como el otro día en Bilbao». «Esas son las injusticias que hay que combatir, que nosotros vamos a seguir combatiendo, porque es un crimen olvidar ciertas cosas», dijo Sémper, antes de apelar al conjunto de la sociedad para «quebrar el muro de la indiferencia».

Larreina (Amaiur) pide reconocer los derechos y evitar «disquisiciones»

El diputado de Amaiur Rafa Larreina reivindicó ayer que hay que «avanzar rápido» en materia penitenciaria y reiteró que esta formación, como anunció el jueves, trabajará para «tratar de ampliar el acuerdo» sobre la necesidad de cambiar esta política.

En una entrevista a Onda Vasca, recogida por Europa Press, señaló que hay que buscar «el máximo de sinergias y de colaboración» en relación con esta materia. «Nos gustaría que, si hay una iniciativa en materia penitenciaria en el Congreso de los Diputados, fuese consensuada entre el máximo posible de grupo parlamentarios», confirmó.

Tras recordar que existe un trato discriminatorio hacia los presos políticos vascos, Larreina hizo hincapié en que existe una legislación «que hay que cumplir» y unos derechos de las personas en prisión que «hay que respetar».

«En vez de perderse en esa especie de disquisiciones de tratamiento colectivo o individual, hay que reconocer el derecho de cada persona que está en prisión, reconocerles sus derechos, y eso hay que hacerlo a todas las personas», indicó.

Por otra parte, recordó que desde el Acuerdo de Gernika ya «se ha hablado, se ha hablado de las consecuencias del conflicto, de que hay que reparar a las víctimas, a todas, sin excepción». Pero destacó que esa reparación se tiene que producir «al 100 por cien de las víctimas» y tiene que ser «el 100 por cien de reparación, de reconocimiento, de verdad y de justicia». «Se están dando pasos, y se van a seguir dando pasos», afirmó.

La política carcelaria fue rechazada también ayer por otra diputada vasca, Uxue Barkos, de Geroa Bai. Señaló que la dispersión es un «elemento excepcional» que debía haber terminado «hace mucho tiempo», y que recordó que supone además «un castigo» para sus allegados.

Tras pedir el fin de las «medidas excepcionales», Barkos añadió que al igual que en procesos como el de «cerrar la amarga y oscura historia del franquismo muchos hemos reivindicado la recuperación de la memoria historia». es necesaria ahora «la misma circunstancia para el proceso o fin de la violencia generada en torno a ETA. Misma exigencia de reconocimiento del mal causado».

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