El inicio de las causas judiciales contra Baltasar Garzón ha sacado a la calle a sus partidarios, organizados en torno a una plataforma de solidaridad con el magistrado español. Ayer, cerca de un centenar de personas se concentró frente al Tribunal Supremo para mostrar su adhesión al togado, que se sentará en el banquillo el lunes acusado de ordenar escuchas ilegales en la investigación del «caso Gürtel».

Una semana después, el día 24, Garzón volverá a ser juzgado, en esta ocasión, por prevaricación, debido a la apertura de la causa sobre la represión franquista. Esta última acusación es la que ha favorecido que distintas asociaciones de víctimas de la dictadura se sumen al bloque de apoyos del mediático juez, suspendido de la Audiencia Nacional española desde hace dos años.

Los participantes en la concentración calificaron de «persecución política» las iniciativas judiciales contra Garzón, que trata de blanquear su implicación en la persecución de derechos civiles y políticos en Euskal Herria.

«Que lo retiren constituye un problema democrático. ¿Quién va a abordar las consecuencias del franquismo?», señalaba ayer Florentina Rodríguez, miembro de la plataforma de solidaridad con Garzón en Córdoba, mientras exhibía una fotografía de su abuela, Ana Ricarda Cobacho, una de las miles de desaparecidas durante la dictadura. «La detuvieron entre la Guardia Civil y miembros de la Falange. No sabemos dónde está enterrada», explicó. La apertura de la causa por la represión de Franco ha granjeado apoyos a Garzón entre algunas víctimas de la dictadura. Rodríguez, por ejemplo, le defiende por considerarle el único que ha aboradado este tema. Ella misma apeló al juez de Córdoba y su respuesta fue que «estaban abriendo heridas del pasado».

La paradoja de que Garzón aparezca como defensor de los derechos humanos al tiempo que se oculta su responsabilidad en las denuncias por malos tratos o a la hora de liderar la ofensiva contra militantes independentistas no se escapa a familiares como Rodríguez. Aunque insiste en alabar el papel del magistrado por su investigación del GAL o el conocido como «protocolo Garzón» que insta a grabar a los detenidos. Fuentes de la propia plataforma de apoyo al togado insistieron en que «no se trata de defender al juez como figura», sino de denunciar la criminalización de iniciativas de memoria histórica.

Miembros de la cultura

Con un discurso mucho más personalista, el escritor Luis García Montero calificó al juez como «última víctima del franquismo y primera de la trama Gürtel». El poeta es una de las personalidades del mundo de la cultura que se han sumado al apoyo a Garzón. Hoy, algunos de ellos tomarán parte en un acto que tendrá lugar en el Auditorio Marcelino Camacho, sede de CCOO en Madrid, y en el que intervendrá el exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo. La protesta se desarrollará bajo el lema «Contra la impunidad del franquismo».