Rajoy, amigo de Marruecos, se olvida del Sáhara
El actual presidente del Gobierno español es continuador de una nefasta tradición, la de visitar Marruecos en su primera salida al extranjero. Un estado que, si bien cuenta con poderosos aliados por su valor geoestratégico, está más que cuestionado por su trayectoria antidemocrática. Uno de sus mayores déficits democráticos es consecuencia de su política de ocupación del Sáhara Occidental, situación en la que el Estado español tiene especial responsabilidad por haber hecho dejación de sus obligaciones en lo referente al proceso de descolonización de esa nación. Por enésima vez, un presidente del Gobierno español acudía a Marruecos a declarar su amistad con el rey de aquel país. Asimismo, Mariano Rajoy se entrevistó con su homólogo, Abdelilah Benkirán, pero en su agenda no figuraba un asunto tan sangrante como el de la ocupación del Sáhara. Posteriormente, hizo unas declaraciones en las que situó al reino marroquí «a la vanguardia del mundo árabe» por las reformas emprendidas por Mohamed VI, y afirmó que es un «ejemplo a seguir». Probablemente la mayor parte de los marroquíes, los que padecen ese régimen corrupto, y los saharauis, víctimas de una bestial represión, no estarán muy de acuerdo con Rajoy. En realidad, esa «tradición» de los gobiernos españoles no es sino una muestra de su actitud de complicidad con la ilegal ocupación del Sáhara.