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«Es necesario seguir con la movilización ante esta crisis»

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Adolfo MUÑOZ I Secretario general de ELA

Está al frente de un sindicato con 110.000 afiliados. Cree que es necesario mantener la lucha sindical y social para combatir las reformas y hacer frente «al capital y los empresarios», que «serán los que mejor van a salir reforzados». A su juicio, se debe modificar la política fiscal para obtener más ingresos y, así, «olvidarse de esa obsesión por el déficit». Txiki Muñoz reconoce que la mayoría sindical vasca está rota.

Juanjo BASTERRA |

¿Cómo valora la nueva reforma laboral que se está discutiendo en Madrid?

En cuanto al procedimiento, es una repetición de lo que ya sucedió con Zapatero. Hay un Gobierno que dice que, si no se ponen de acuerdo, la redacta y punto. El presidente de Cepyme dijo que Rajoy les iba a dar lo que pedían. A partir de ahí, CCOO y UGT dieron cobertura hasta dos días antes, cuando se produjo el desenlace de que no había acuerdo. Eso que ellos llaman diálogo social es una «dormidera social» para que a la gente le falten referencias.

¿En el contenido?

Tiene un objeto: atacar el salario. Hemos hecho cálculos de que los salarios han perdido siete puntos en el reparto de la riqueza los últimos años. Es muchísimo. No hay ninguna razón para moderar salarios. Si se atacan los salarios, se va a perder más empleo. Además, abrirá más bolsas de precariedad laboral y, a la vez, se producirán los recortes sociales para obligar a la gente que acepte contratos miserables. Hay que decir que una persona deja de ser desempleado cuando trabaja una hora a la semana, y las reformas persiguen ese fin.

¿Qué va a hacer ELA?

Nos gustaría, y no es posible, que la mayoría sindical que ha funcionado interpelando a la política, planteando alternativas y movilizaciones, fuese capaz de seguir haciéndolo.

¿Por qué no es posible?

Porque hay un nuevo agente en el ámbito institucional, que es Bildu, que toma decisiones como Kutxabank, fiscalidad, presupuestos... No es posible en los parámetros acordados, con el decálogo que fijamos, porque no es posible interpelar a ese partido como hacemos con otros. Desde que Bildu está en las instituciones, la izquierda abertzale ha dado por amortizada la mayoría sindical.

¿Apoya un acuerdo nacional sindical político y social?

Nos parece irreal en estos momentos.

¿Por qué?

Es una referencia imposible. Eso funciona en el Estado español. Las propuestas de alternativa y movilización cambiadas por un hipotético acuerdo imposible, no es posible, porque no quieren un acuerdo con el movimiento sindical. Quieren sacarnos de la vía reivindicativa y llevarnos a un planteamiento en el que debemos cobertura a las políticas que se están haciendo. Decimos que hay que juzgarlas, plantear alternativas y, evidentemente, hay que llamar a la gente a la movilización. Todos los que toman decisiones políticas son interpelados. No se puede permitir ningún nivel de subordinación en relación a la acción política.

¿Qué va a hacer ?

Seguir con el trabajo que estábamos antes con todos los que podamos trabajar ese ámbito. Defender un ámbito sindical y social no subordinado, no tutelado por ningún elemento partidario.

¿Cree que es necesaria otra huelga general?

No la descarto. Es necesario seguir con la movilización, un trabajo de socialización, de buscar a los colectivos. Estaremos con aquellas pequeñas o grandes organizaciones sociales y sindicatos que entienden que estamos ante un planteamiento unilateral y que quieren trabajar la socialización y la movilización. ELA va a seguir trabajado, entre otras cosas, porque está en juego que el espacio sindical y social no sea dirigido por elementos partidarios, que han decidido que su política no se puede interpelar.

¿A corto plazo que hará su sindicato?

Apoyamos el documento con los agentes sociales y sindicales en que se llama a la manifestación del 4 de febrero en Bilbo. La convocatoria tiene la capacidad de interpelar a los recortes, como no puede ser de otra manera, pero también a la fiscalidad que padecemos, porque es imposible hacer una política de solidaridad con la fiscalidad que tenemos. El movimiento que emplaza al 4 de febrero interpela de manera correcta a los dos elementos que consideramos esenciales, tanto en cuanto a los recortes y como a los ingresos.

¿No está de acuerdo con los pasos dados en materia fiscal entre las haciendas vascas?

Aquí, en Bizkaia, Gipuzkoa, Araba y Nafarroa, se llama reforma a lo que no es. En el caso guipuzcoano es una caricatura lo que ha quedado al final. En el caso vizcaino y alavés, como genuinos representantes del Tea Party, son coherentes con su posición, han hecho lo mínimo. A contrapronóstico, Mariano Rajoy ha dejado en ridículo a las haciendas vascas, porque a la política fiscal uno se puede aproximar por ideología progresista y de izquierdas, con una política fiscal que grave a las rentas altas, que persiga el fraude, y otros se pueden aproximar por sentido común.

Desde ese punto de vista, las haciendas vascas son insensatas, no incorporan ningún nivel de ideología, tampoco de pedagogía. Ya sabemos que es difícil lo que tenemos que hacer. No pensaba que iba a pasar lo que ha pasado, porque no defiendo la política de Rajoy.

Lo parecía...

No, no. Lo que ha hecho Rajoy es que ha dejado en ridículo lo que han hecho las haciendas vascas.

¿Con el PNV tampoco hay acuerdo?

¿ELA qué propone en este tema?

Está en el documento amplio que las haciendas se han negado a discutir. Tenemos un diferencial de presión fiscal con la UE de 10 puntos. El Estado español tiene más presión fiscal que nosotros. El Concierto Económico se ha utilizado para imitar a Irlanda. Tenemos un margen impresionante. ELA quiere una tarifa progresiva y subir a las tarifas más altas. Venimos del 56%. Cuando José Luis Bilbao nos acusa de antisistema, me pregunto si era antisistema tener esos tipos del 56% hace unos años.

También proponemos la persecución del fraude. Nadie se cree que las rentas empresariales y actividades diversas tributen por la mitad que las rentas del trabajo. Las rentas de capital estaban dentro de la tarifa progresiva, igual que las rentas de trabajo, y fueron desfiscalizadas para llevarlas al tipo único.

¿El Impuesto de Sociedades?

Hemos tenido un impuesto del 35%, pero el real estará entre el 15-16%, porque hay un montón de deducciones y subvenciones a las empresas. El 67% de las mismas en 2007 declararon beneficios inferiores a 6.000 euros, cuando fue un año de fuerte crecimiento económico. Cuando le preguntan a Rubalcaba al día siguiente de la propuesta de Rajoy, contesta que sabe que los ricos en España no pagan IRPF. Lo sabe Rajoy, José Luis Bilbao y todo el mundo. A partir de ahí, las figuras fiscales para que éstos no paguen impuestos hay que echarlas atrás. En el Impuesto de Patrimonio, lo que teníamos.

¿Se olvida del fraude fiscal?

No. Los que saben, dicen que es muy grande. La connivencia de las haciendas les lleva a negar que haya una comunicación fluida de los datos para que sea rentable defraudar. No se puede hacer una política de persecución del fraude sin medios. Es obligado decir que abordar la política fiscal es de imperiosa necesidad. Insisto, ¿qué tiene que pasar para que en un planteamiento racional se echen atrás desfiscalizaciones a las rentas altas y que algunas de ellas se han justificado porque había superávit?.

¿Qué hace ELA para obligar a aflorar el fraude y que haya una política fiscal más progresiva?

Trabajar. Tenemos una campaña para explicar la fiscalidad de manera sencilla a la sociedad vasca. Debemos ser conscientes de que hay alternativa a esa falta de recursos que nos dicen. Calculamos que si se aplica la misma presión que la media europea en Hego Euskal Herria habría 8.000 millones más de ingresos. No está justificado ningún recorte. La obsesión por el déficit se puede remediar con la política fiscal. Por eso, como hay una política numantina a no abordar la política fiscal en condiciones, no hay más remedio de que quienes creamos en esto trabajar socialmente la alternativa y la movilización.

¿El futuro está muy difícil?

Sí.

¿Habrá más paro?

Estamos en una crisis durísima. No sé lo que va a pasar mañana. Lo que sí sabemos es que con estas políticas va a haber más desempleo, más empobrecimiento y más gente que lo va a pasar mal. Vamos a hacer lo posible para que el ámbito de lo sindical y social que defiende esos intereses no se relativice. Nos parece que tiene un grandisimo valor hoy el marco vasco de relaciones laborales que no puede ser otra cosa, si es algo es acción sindical y social distinta al Estado. Es imposible conciliar la defensa del marco vasco con organizaciones que lo dinamitan desde el Estado. Es incompatible con intentar solucionarlo en una mesa con CCOO, UGT y la patronal. Tenemos que trabajar la militancia, defendernos de chantajes en las empresas. Darle valor a la defensa de un espacio sindical y social no subordinado a elementos partidarios.

¿Por qué no acepta esa mesa sobre negociación?

El punto de partida de la negociación colectiva es el bloqueo y el chantaje por parte de la patronal. Chantajes contra el salario en muchas empresas, aprovechando el shock y trabajando el miedo. Confebask pretende sacarnos de la vía reivindicativa y hacer compatible una mesa subordinada a lo que en el Estado español se decida, porque la legislación estatal está por encima.

«Nos ocupamos de la clase trabajadora»

¿Qué aportación hace ELA a la construcción nacional?

Somos una organización sindical de clase y abertzale. Desde hace mucho hemos dicho que nuestra aportación a la construcción nacional es ocuparnos de lo nuestro, los intereses de la clase trabajadora vasca en los ámbitos en los que nos corresponde. La pregunta que nos hacemos es qué espacio ocupa lo social en la construcción nacional. ¿Se pueden ganar elecciones políticas subordinando lo social? A partir de esa prioridad, vamos a trabajar con todas las organizaciones y movimientos sociales que digan una cosa y muy actual: en este país hay lucha de clases, a la vez que hay lucha por la soberanía nacional.

No vamos a aceptar que la lucha de clases se plantee para el día en que consigamos la soberanía nacional. Es un debate que hay que hacer, porque vas por Europa y tienes un montón de países donde su clase trabajadora está siendo maltratada, y tienen soberanía nacional. Es un debate de relación de fuerzas. Y ante el mayor chantaje y ataque a las condiciones de trabajo y los derechos sociales, también me gustaría que apareciera el movimiento sindical, porque no va a ganar debates por elevación.

¿Y la negociación colectiva?

Tenemos que decirle a la gente del mundo del trabajo que se organice. No va a haber negociación colectiva en los ámbitos no sindicalizados. Tenemos muchísimo trabajo. Conlleva una preocupación sistemática en la organización para que la militancia esté alimentada con esos instrumentos de defensa.

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