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The Guardian, Editorial 2011/1/15

Escocia y Reino Unido: una cuestión cuyo momento ha llegado

(Traducción: GARA)

No debería haber disputa alguna sobre el hecho que el gobierno del Partido Nacional Escocés (SNP) en Edinburgo tiene un mandato electoral para convocar un referéndum sobre la independencia de Escocia en la legislatura 2011-2016. El programa del SNP para las elecciones de 2011 decía que quería dicho referéndum y en mayo los electores le dieron la mayoría. El hecho es que mientras el Gobierno escocés puede tener el mandato para el referéndum, le falta la autoridad para celebrarlo. Por tanto, podría decirse que el referéndum está bajo sus poderes, podría denunciarlo ante los tribunales, y podría no tener validez legal o política. Esta es una situación que nadie, a favor o en contra de la independencia, debe buscar.

Ha llegado el momento, por lo tanto, de que mandato y autoridad sean alineados para que los votantes escoceses hagan su elección y decidan en una dirección u otra. Significa que debe haber alguna cooperación entre Londres y Edinburgo para asegurarse de que hay un referéndum y que éste es justo y legal. Pero es ahí donde entra en juego la política(...).

El SNP parece dispuesto a jugar con el tiempo. Su ruego: «Darnos la independencia, pero no demasiado pronto». (...) El gobierno del Reino Unido confirmará que ofrece al parlamento escocés la autoridad para celebrar el referéndum, pero con condiciones que incluyen que en las papeletas sólo aparezca el Sí o el No a la independencia, (...) poner a la no partidista comisión electoral del Reino Unido a cargo de la campaña y hacer el referéndum cuanto antes. (...)

Al final, los argumentos sobre el proceso son disputas que deben ser reconciliables. Una supervisión justa, una pregunta clara a los votantes y un censo electoral consistente son temas que no deben dividir a los líderes honestos. La diferencia entre celebrar el referéndum en 2013, como Londres quiere, o en 2014, como ahora parece preferir el SNP, no es tampoco infranqueable. El electorado escocés debe decidir el futuro de Escocia en una votación cuyo significado y autoridad están más allá del desafío.(...)

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