La Gendarmería francesa detuvo ayer al fundador y fabricante de los implantes mamarios defectuosos PIP, Jean-Claude Mas, en la localidad de Six-Fours, en la región de la Costa Azul.

Esta detención marca un punto de inflexión en la investigación judicial en el Estado francés para la búsqueda de responsabilidades en este escándalo sanitario.

Su arresto está relacionado con uno de los dos procedimientos judiciales abiertos por los presuntos fraudes cometidos por su compañía.

La investigación, dirigida desde el mes pasado por la juez de instrucción Annaïck Le Goff por homicidio involuntario y lesiones, podrá conducirle a una condena de hasta cinco años de cárcel y 75.000 euros de multa.

Jean-Claude Mas no fue el único detenido, según informaron medios franceses; también arrestaron al anterior responsable ejecutivo de Poly Implants Prothèses (PIP), Claude Couty, en la localidad vecina de Seyne-sur-Mer. Su domicilio, al igual que el de Mas, fue registrado por los gendarmes.

El empresario había sido objeto de otra investigación judicial por estafa que debería dar lugar a un juicio a finales de 2012.

El abogado de la Asociación de Portadoras de Prótesis PIP, Philippe Courtois, valoró de manera positiva la detención, sobre todo porque reduce el riesgo de fuga del acusado y asegura con su presencia que el juicio se celebre.

También la presidenta del Movimiento de Defensa de Mujeres Portadoras de Implantes, Muriel Ajello, se alegró del arresto, alegando que el «mayor temor» que hasta ahora tenían las víctimas era el de que el acusado se marchase y en consecuencia no tuvieran «adversario» ante la Justicia.

La empresa PIP se fundó en 1991 en la Costa Azul y llegó a convertirse a finales de esa década en el tercer productor mundial de ese tipo de prótesis, con ventas principalmente a Latinoamérica y Europa.

Pero no fue hasta marzo de 2010 cuando las autoridades sanitarias galas decidieron retirar ese gel del mercado, tras haber sido alertadas por la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria de Productos de Salud (AFSSAPS) sobre los «efectos adversos del producto» y su elevado riesgo de rotura.

En sus anteriores declaraciones ante los gendarmes, Mas no escondió la facilidad con la que engañaba al organismo que debía certificar las prótesis y apuntó que empleó «conscientemente un gel no homologado» porque era más barato, pero tuvo cuidado en precisar que no sabía que planteara un riesgo para la salud de los pacientes.

El Gobierno francés por su parte, recomendó a finales del pasado diciembre la retirada a título «preventivo y sin carácter de urgencia» de las prótesis de la marca PIP. Se calcula que varios cientos de miles de mujeres son portadoras de esas prótesis en todo el mundo.