Hace poco más de un mes, el Athletic se iba de vacaciones con Fernando Llorente en la enfermería. No cabía hablar de sequía goleadora, porque en este nuevo equipo no hay futbolista que no moje, pero era evidente que a los rojiblancos les costaba materializar sus ocasiones.

El ocho de enero, el ariete volvía a vestirse de corto. Hoy es evidente que la recuperación es completa. Llorente atraviesa un momento dulce y su equipo lo agradece. Todos los números sonríen al de Rincón de Soto que, con sus dos goles en Anduva, alcanzaba los cien con la camiseta rojiblanca. Los 104 de Joseba Etxeberria, viendo cómo anda el futbolista, deberían caer en breve. Y eso a punto de cumplir los 27 años.

Lo mejor de Llorente es que no ha dejado de crecer, y no solo en lo que a los números respecta, desde que debutó con el primer equipo rojiblanco -aunque haya tenido que esperar siete años para celebrar su segundo hat-trick, prácticamente lo único que se le resiste-. De la mano de Ernesto Valverde, su primera experiencia como león pasa por una visita liguera del Espanyol, precisamente el próximo rival de los bilbainos, a San Mamés. Era el 16 de enero de 2005. Tres días después, en choque copero frente al Lanzarote, firmaba tres de los seis goles que le caían al cuadro canario en la Catedral. Acabó esa temporada con 20 partidos oficiales y media docena de goles celebrados. Los mismos que anotó en el total de las dos campañas posteriores, entre Liga y Copa. Llorente no fue inmune a las calamidades del famoso bienio negro.

Confianza

Pero llegó Joaquín Caparrós. El utrerano le dio toda la confianza que necesitaba y Llorente se la devolvió en forma de goles. Desde aquella temporada 07/08, lo ha jugado prácticamente todo y ha marcado prácticamente frente a todos. Y en clara línea ascendente. Si en la primera campaña a las órdenes de Caparrós celebró 12 goles (11 en Liga y uno en Copa), la siguiente fueron 18 (14 y 4) y en la 09/10 llegó a los 23 (14, 1 y 8 más en la Europa League). La cifra global se redujo ligeramente la temporada pasada -no hubo competición europea-, aunque Llorente batió su marca personal en Liga con 18 goles.

En la presente apunta aún más alto. Pese a haber estado parado casi dos meses por sus problemas en la rodilla, el delantero ha celebrado ya 11 dianas en Liga, 3 en Copa y 2 en la Liga Europa. La mitad de ellos en el último mes, en el que ha enlazado el hat-trick frente al Rayo con los goles a Real Madrid, Levante, Mallorca y, los dos últimos, al Mirandés.

Un buen argumento, por si tenía pocos, para su renovación, con la que suspira el club. Con optimismo renovado en los últimos tiempos, después de que el propio Llorente asegurara en público sentirse encantado en el club de sus amores. Y eso que no le faltan pretendientes. Que, si sigue así, podrían ser incluso más a nivel internacional, teniendo en cuenta que en el entorno de Vicente del Bosque se asegura que el rojiblanco es, precismente, el único delantero con plaza asegurada en la selección española para la Eurocopa del próximo verano.

El sueño de la final

Aunque de momento Llorente se centra en el presente, que ahora mismo pasa, con permiso del Espanyol, por la semifinal de Copa. Muy asequible tras la victoria en Anduva, aunque no tanto como pareció durante muchos minutos. «No nos podemos despistar con el Mirandés, que ha echado ya a tres Primeras -recuerda-. Todavía hay eliminatoria y es un rival complicado, así que no nos vamos a relajar». «Todavía hay que pelear en San Mamés», que confía repetir la semana que viene una experiencia similar a la que se vivió en la última semifinal frente al Sevilla. «Ojalá nos arropen -aseguró, en referencia a los aficionados rojiblancos- y nos lleven en volandas hasta la final. Queremos estar en esa final».

En lo que respecta a su actuación, de nuevo fundamental, en Anduva, Llorente admitió estar «muy contento por los goles y por ayudar a mi equipo», pero recalcó que «para que yo meta hay un trabajo importante de mis compañeros».