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Decenas de miles de rusos desafían el frío para expresar su apoyo y oposición a Putin

Dos grandes bloques de ciudadanos rusos se manifestaron ayer para mostrar su rechazo o apoyo al primer ministro y candidato presidencial, Vladimir Putin, desafiando al frío glacial. Más de cien mil en contra y otros tantos a favor, según sus respectivos líderes, tan solo en Moscú, que terminó por confirmarse como el gran bastión de la oposición para que no decaigan los ánimos de los descontentos con el Gobierno.

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Decenas de miles de personas desafiaron ayer al frío polar y salieron a las calles de Moscú a participar en dos manifestaciones opuestas, una a favor y otra en contra de la dominación política del primer ministro ruso Vladimir Putin, cuando resta un mes para las elecciones presidenciales de marzo.

Unos y otros plantaron cara al frío: los opositores para demandar unos comicios presidenciales limpios y la anulación de los resultados de las parlamentarias de diciembre, considerados fraudulentos por la oposición y los observadores internacionales, mientras que los partidarios se reunieron para defender la candidatura de Putin y la limpieza de los procesos electorales.

Las gélidas temperaturas, que alcanzaron los veintidós grados bajo cero en la capital rusa, no impidieron que unos doscientos mil manifestantes, según los respectivos organizadores, dejaran el calor de sus hogares para expresar su opinión sobre Putin y sobre la última cita electoral. La Policía rebajó la participación, sobre todo del acto contrario al primer ministro, calculando que eran alrededor de 140.000 los partidarios de Putin y unos 36.000 sus opositores, cifras que, según AFP, eran exagerada en el primer caso y rebajada en el segundo.

Vladimir Putin fue presidente de Rusia de 2000 a 2008 y actualmente es jefe del gobierno. Su protegido y actual presidente, Dmitri Medvedev, que le sucedió en el cargo, se dispone a ocupar el cargo de primer ministro después de las elecciones.

La convocatoria del movimiento contra Putin era considerada como una prueba crucial de la capacidad de los militantes para plantear un real desafío al hombre fuerte de Rusia.

Miles de personas con abrigos de piel y botas para la nieve recorrieron Moscú para exigir que Putin deje el poder antes de los comicios del 4 de marzo, cuando quiere recuperar su antiguo puesto en el Kremlin.

Los activistas de la oposición llevaban carteles que decían: «continuaremos hasta que se vayan» y «Mubarak, después Gadafi y luego Putin».

«Estamos preparados para una lucha larga y dura», declaró uno de los convocantes y líder de la oposición Boris Nemtsov a la agencia RIA Novosti.

La ecléctica protesta, que acabó con una concentración en la isla del río Moscova, delante del Kremlin, congregó a seguidores del partido liberal Tabloko, del también liberal pero no registrado Partido de la Libertad del Pueblo, banderas comunistas, anarquistas y nacionalistas, junto a globos y crespones blancos símbolo de la Liga de los Votantes. Su fundador, Boris Akunin, declaró que la gente no solo está pidiendo elecciones libres, sino la democratización de la vida política y la división de poderes.

Frente al «caos»

Mientras, los partidarios del Gobierno, representados por Rusia Unida y los múltiples movimientos juveniles en los que se sostiene sacaron su artillería pesada para denunciar los intentos de la oposición de instigar una «revolución de color» en Rusia, similar a las que tuvieron lugar en Ucrania y Georgia a principios de la década pasada y que encolerizaron al Kremlin, y expresaban su apoyo a Putin frente al «caos».

Los organizadores de la manifestación pro-Putin en el Parque Poklonnaya Gora criticaron duramente a Occidente por su supuesta injerencia en los asuntos internos del país.

En los últimos días se difundieron numerosas quejas de que se ofreció dinero a los empleados de empresas públicas o incluso se les ordenó asistir al acto pro-Putin.

El primer ministro reconoció que en algunas casos los rusos podrían haber sido presionados, pero dijo que eran casos aislados. «Reunir a entre 134.000 y 190.000 personas solo con los recurso del Estado no es posible», declaró, según las agencias.

«Usted ve lo que hacemos (el poder), nos ocupamos de los verdaderos problemas de la gente. Y de ahí emana su confianza», añadió.

Analistas consultados por AFP consideran que la movilización fue muy artificial y corre peligro de perjudicar el régimen. «Ha sido hecho en el estilo más puro y soviético, parece anacrónico (...) Las autoridades dieron una prueba de su miopía, porque podría servir para reforzar los sentimientos anti-Putin de la gente que ha sido forzada a salir en el frío», Nikolai Petrov, del Centre Carnegie de Moscú.

La oposición movilizó a sus partidarios en otros ciudades: San Petersburgo (6.000 personas), Ekaterinbourg (5.000), Tomsk (2.000), Krasnoïarsk (2.000), Krasnodar (700) y Oufa (1.200), según informó AFP.

Presiones

En los últimos días se han difundido numerosas quejas de que se ha ofrecido dinero a los trabajadores de empresas públicas e incluso se les ha ordenado asistir al acto pro-Putin. El primer ministro reconoció algunos casos, pero aislados.

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