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38º congreso del PSOE

Un PSOE dividido fía su renovación a Rubalcaba

Con una diferencia de solo 22 votos, Alfredo Pérez Rubalcaba se impuso a Carme Chacón en la pugna por el liderazgo del PSOE y sucederá a Zapatero como secretario general de ese partido. La exministra de Defensa pidió integración y anunció que no formará parte de la nueva Ejecutiva.

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Alberto PRADILLA | SEVILLA

Alfredo Pérez Rubalcaba es ya el nuevo secretario general del PSOE. Quien ha ejercido como líder «de facto» desde la convocatoria de las elecciones del 20 de Noviembre se impuso ayer a Carme Chacón por un escaso margen y seguirá gestionando un partido en crisis. Tras varias horas en las que el 38º Congreso del PSOE, que se celebra en Sevilla, se convirtió en un «in crescendo» de rumorología, el exministro de Interior español obtuvo una apretada victoria por 22 votos. En total, 487 delegados introdujeron la papeleta de Rubalcaba (51,16%) mientras que 465 hicieron lo propio con la de Chacón (48,84%). Dos compromisarios votaron en blanco y un único sufragio se contabilizó nulo. «Soy el secretario general de todos los socialistas», proclamó el líder oficial en su primera intervención al frente del partido. Su apelación a la unidad no esconde la fractura abierta en una formación dividida a la hora de enfrentarse a su peor situación electoral en décadas. Antes de subir al estrado, Rubalcaba se fundió en un simbólico abrazo con el lehendakari Patxi López. Nadie duda de que el PSE, volcado con el candidato durante la pugna interna, será uno de los principales apoyos para el exministro español de Interior, que hoy elegirá a su nueva Ejecutiva.

«No pasaré facturas ni salvoconductos», declaró el nuevo secretario general del PSOE, en clara referencia a los dirigentes que se han posicionado junto a Chacón durante el proceso interno. La elección, ajustada, dificulta los equilibrios internos. Aunque cabe recordar que el líder saliente, José Luis Rodríguez Zapatero, llegó al poder con un margen de solo ocho votos. Carme Chacón sí que ofreció un puesto a Rubalcaba en caso de obtener la victoria, algo que no hizo el secretario general, que apeló a la unidad del partido.

Los dos aspirantes rechazaron la posibilidad de que este constituyese un congreso de transición. Sin embargo, el escaso margen de victoria, las previsibles batallas internas que surjan en las federaciones, la falta de propuestas de calado y la escasa imagen de renovación que desprende Rubalcaba, que lleva más de dos décadas en primera línea, dificulta que se cumplan la «unidad» y el «cambio», las dos líneas maestras esbozadas por el secretario general nada más llegar al cargo. La cohesión en torno al nuevo líder será una de las prioridades para la futura dirección del PSOE. Rubalcaba, que abrazó a Chacón tras subir al estrado y dirigirse a los delegados, realizó insistentes apelaciones para evitar rencillas. «Gracias, Carmen, por tu trabajo de estas semanas y por tu discurso de hoy», alabó. Fuentes socialistas confirmaron a última hora que ambos líderes ya se habían reunido y, posteriormente, la agencia Europa Press señaló que Chacón habría descartado entrar en la Ejecutiva, apelando por una dirección que integrase a todos.

Concordato con el Vaticano

El ámbito de la renovación llega por dos flancos, ambos con dificultades. Hoy se votarán en plenario las enmiendas a la ponencia política base y ayer, a última hora, se debatían las propuestas en las diferentes comisiones. Una de las pocas iniciativas que trascendió a última hora de la noche fue la que ya había apuntado el propio Rubalcaba durante su discurso de la mañana: una apelación para revisar el concordato con el Vaticano aprobado durante la Transición española.

En su intervención, el secretario general socialista planteó esta posibilidad si el PP insistía en su plan de «hacer retroceder 30 años» al Estado español. Posteriormente, fuentes socialistas confirmaron que este planteamiento había sido aprobado por las comisiones, por lo que estaba pendiende de recibir el visto bueno del plenario (ayer por la noche) y su posterior ratificación durante la jornada de hoy.

Al mismo tiempo que se discutían las propuestas políticas, Rubalcaba inició la ronda de contactos con los secretarios regionales. Es habitual que en estos encuentros, que suelen alargarse hasta la madrugada, se consensúen los nombres de los miembros de la Ejecutiva. A última hora todavía no había noticias sobre quién ocupará los principales puestos en la nueva dirección del PSOE. Está previsto que este órgano reciba un mayor apoyo que el 51% con el que obtuvo el cargo Rubalcaba.

López, candidato a la Ejecutiva

Entre los nombres que suenan para acompañar al nuevo secretario general se repiten mucho dos procedentes del PSE: el lehendakari, Patxi López, y elconsejero de Interior de Lakua, Rodolfo Ares. «Haré aquello que entienda que es bueno partido sin desatender mi prioridad de ser lehendakari». López respondía así a las preguntas sobre su futuro instantes después del triunfo de Rubalcaba. Sobre la posibilidad de ocupar un lugar en la Ejecutiva, el máximo órgano de decisión del PSOE, se deja querer. «Habría que hablarlo. Pero eso se tratará, en todo caso, esta noche (en referencia a la noche de ayer)», afirmó el lehendakari, que precisamente fue uno de los primeros dirigentes en reunirse con el secretario general.

Poco después de este encuentro, López confirmó a GARA que confían en ocupar uno de los cargos de relevancia en la nueva Ejecutiva. En un principio, el mejor posicionado sería Rodolfo Ares, que ya ejerce como vocal en la actual dirección. De hecho, el momento de la retirada de Rubalcaba tras su proclamación simboliza el peso del PSE en su equipo. Perseguido por los periodistas y protegido por varios guardaespaldas, Rubalcaba marchó a su habitación escoltado muy de cerca por Ares. Lo que no está claro es qué puesto podría ocupar. Patxi López descartó a GARA la opción de secretario de organización y la de vicesecretario general, a falta de las negociaciones durante una noche que se preveía larga.

En este sentido, Jesús Eguiguren, presidente del PSE valoró para GARA que la victoria de Rubalcaba supone «un espaldarazo para una línea oficial» y también dio por hecho que miembros de su partido estarán en la nueva dirección, apuntando a la opción de Ares como la más factible. De todos modos, Eguiguren consideró que la llegada a la secretaría general del exministro de Interior no modificará las posiciones que mantienen en Euskal Herria. «Ya dependíamos de Rubalcaba», aseguró, en referencia a las posiciones de su partido en el conflicto vasco.

En Nafarroa, por el contrario, la situación está dividida. Roberto Jiménez, vicepresidente en el gobierno de coalición con UPN, ha estado con Chacón y Juan Moscoso, diputado del PSN en el Congreso español, ha ejercido de portavoz de Rubalcaba. Sin embargo, Jiménez descartó la posibilidad de una ruptura.

El congreso deja también sectores tocados. El primero, el PSC, que se adhirió en bloque a la candidatura de Chacón. Pero también nombres propios como Tomás Gómez (Madrid) o José Antonio Griñán (Andalucía), han salido debilitados por su apoyo explícito a la exministra.

En el caso de los socialistas catalanes, las referencias fueron explícitas. «No podemos pasar la línea de un partido federal a una confenderación», lanzó durante su primera intervención Rubalcaba, en velada referencia al PSC. El centralismo ha consitituido una de sus bazas contra Chacón, a pesar de que la exministra de Defensa no representa al sector catalanista de su partido ni se ha caracterizado por realizar una especial reivindicación de su origen. Ahora, con la aspirante alejada de la interlocución, Rubalcaba defenderá su posición frente a un partido que ya ha aprobado poder desmarcarse del PSOE en votaciones en el Congreso español.

«Cuando ganas por un 51%, lo primero que tienes que hacer es integrar», resumía a última hora de la noche Patxi López. De puerta adentro, coser un partido posicionado casi a la mitad es el primer reto del nuevo líder socialista. Hoy se conocerán más detalles, tanto sobre su programa de oposición como hasta qué punto ha sumado rivales.

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