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Escenarios de crisis en Oriente Medio

«Más que agresivo veo a un Irán amenazado por todos»

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Tomás Alcoverro
Corresponsal en Oriente Medio

Veterano corresponsal en Oriente Medio y enamorado de la levantina ciudad de Beirut, donde reside desde hace años, la de Tomás Alcoverro es una voz autorizada para analizar los escenarios de crisis abiertos en esta convulsa región, desde Siria, escenario de una guerra civil cada vez más abierta, a Irán, donde resuenan con fuerza los tambores de guerra y sin olvidar las inacabadas revueltas árabes.

Juanma COSTOYA | BEIRUT

Es uno de los corresponsales extranjeros más veteranos del Estado español. Licenciado en Derecho y Periodismo, reside desde 1970 en Beirut. Ha vivido en primera persona las guerras libanesas entre 1975 y 1990 y fue uno de los pocos corresponsales extranjeros que permanecieron en los barrios del oeste de la capital libanesa durante los largos periodos de violenta tiranía conocidos como «el terror». Fue también testigo de la invasión de Líbano por Israel en 1982, de la ocupación turca de Chipre (1974), de la guerra entre Irán e Irak (1980-88), las intifadas palestinas, las guerras contra Saddam Hussein o la Revolución Islámica de Irán entre otros muchos acontecimientos acaecidos en Oriente Medio.

Por su trayectoria, y el conjunto de sus crónicas para el periódico barcelonés «La Vanguardia», ha recibido los premios de periodismo Godó, Gaziel, Cirilo Rodríguez y Ortega y Gasset. Autor de ensayos, poesía y cuentos, conferenciante y escritor, su último libro «La historia desde mi balcón» (Destino) destila la cultura, la sensibilidad y el oficio, de quien disfruta observando tanto los sucedidos callejeros como la correlación de fuerzas que se negocian en los siempre escurridizos pasillos del poder en Oriente Medio.

¿El presidente sirio, Bashar al-Assad, lleva camino de convertirse en el próximo Gadafi?

Siria es un país complejo, no es fácil hacer predicciones claras. De todas formas Siria no es Libia y al-Assad no es Gadafi. A diferencia de Libia o de Egipto, que contaba con una sociedad más homogénea, Siria está dividida en numerosos e influyentes grupos; de un lado los sunitas, que están en la oposición, de otro los alauitas, que son a la vez una escisión de los chiitas y llevan en el poder 50 años. Entre estos dos grupos hay una guerra civil pero en Siria también hay cristianos, que apoyan al actual régimen, hay drusos, ismaelitas, kurdos... Todas estas minorías tienen sus propios intereses que, en ocasiones, van parejos no a la religión sino a su clase social. La burguesía y las clases medias temen un auge del islamismo. Las dos grandes ciudades del país, Damasco y Alepo, que suman casi la mitad de la población, permanecen fieles al actual régimen.

Siria tiene además otra peculiaridad: por influencia y situación geográfica se encuentra en el corazón de Oriente Medio y su destino ejerce una influencia decisiva en los países que la rodean. Hay un dicho famoso que encierra una gran verdad: «Todos los caminos de Oriente Medio pasan por Damasco». La influencia de Siria es palpable tanto en Líbano, donde ejerció una tutela directa entre los años 1975 y 2000, como con los palestinos, con Turquía y también con Israel. Por tanto el conflicto sirio es muy distinto al resto de conflictos de la región. Hay miedo a la violencia sectaria y a que se enquisten las guerras urbanas. La insurrección ha ganado terreno y estos días se ha acercado a Damasco, se habla de un conflicto muy largo... Lo único claro es que con el conflicto sirio se ha abierto la caja de Pandora, en referencia a la imprevisibilidad de sus consecuencias.

¿Qué es previsible que suceda en Líbano si el régimen sirio se desmorona?

La sensación predominante ahora mismo en Líbano es de temor. El Gobierno libanés no secunda, por ejemplo, las exigencias de la Liga Árabe sobre Siria. Beirut trata de conducirse con Damasco con una suerte de neutralidad a la vez que intenta mantener una buena relación con su poderoso vecino. Tengo miedo de que si la situación en Siria se descontrola, Líbano pague duramente las consecuencias. Las semillas de futuras tragedias están plantadas hace ya mucho tiempo. Hay que tener en cuenta que Hizbullah, de gran arraigo e influencia en Líbano, es abiertamente proiraní y prosirio y un cambio en el equilibrio de poder puede acarrear consecuencias funestas. Sin esperar a futuribles, el ambiente de tensión ya se nota en la calle. La vida económica en Beirut está muy parada, hay miedo. La especulación inmobiliaria se ha detenido, las obras de pisos ya empezadas no se concluyen y los compradores han desaparecido.

Aquí hay medios que han puesto ya fecha a una intervención israelí y occidental contra Irán: la próxima primavera-verano. ¿Comparte usted esta predicción?

Me da la impresión de que estos anuncios de ataque a Irán pueden enmarcarse dentro de la categoría de guerras mediáticas. Todos especulamos con datos de superficie sin saber muy bien qué se mueve en el fondo. Hay que tener en cuenta que son días de campaña electoral en Estados Unidos y los rumores se disparan. Lo que sí parece seguro es que en verano pasarán muchas cosas en Oriente Medio. Muchos de los acontecimientos históricos más importantes en esta zona del mundo han tenido lugar en verano. Quizás la excepción más notoria a esta regla fue la Revolución Islámica iraní que tuvo lugar en el invierno del 79.

¿Qué cambiaría en la región si Irán consigue finalmente el arma nuclear?

Hay que tener en cuenta que el conflicto sirio puede influir mucho en Irán. Los dos países tienen un vínculo muy estrecho a pesar de que Siria sea oficialmente un régimen laico. Irán quedaría muy aislado si el Gobierno de Damasco cae. Dicho esto, hay que tener en cuenta que la cuestión nuclear iraní es un tema que se ha hinchado mucho. Además no es un contencioso nuevo, ya en los tiempos del shah Reza Pahlevi se hicieron intentos por hacerse con el arma atómica. Los actuales dirigentes, con Ahmadineyad a la cabeza, han hecho de la cuestión nuclear un tema de orgullo nacional y no creo que su empeño sea agredir a nadie con armas nucleares sino más bien lograr un elemento disuasorio frente a sus enemigos, especialmente Israel.

Irán se representa muchas veces en occidente como una encarnación del mal, la amenaza suprema a la estabilidad de la región...

Yo no veo que Irán amenace a medio mundo, es más bien al revés: más que un Irán agresivo veo un Irán amenazado por medio mundo. Tenga en cuenta la situación geográfica del país; en el Golfo Pérsico se encuentra de patrulla la V Flota estadounidense, los países limítrofes, Irak, Pakistán, Arabia Saudí, especialmente, son proamericanos. Turquía es un miembro cualificado de la OTAN. Las amenazas sobre Irán no son especulaciones, son realidades palpables.

¿Cuál es el papel de Israel en todos estos conflictos? Periódicamente salen a la luz atentados contra científicos nucleares iraníes que parecen indicar una latente y bien orquestada guerra sucia de la que se acusa al estado hebreo....

Todos sabemos muy poco de lo que pasa. Detrás de todas estas situaciones hay guerras secretas que dan origen a situaciones rocambolescas. La situación de Israel en el conjunto de las naciones árabes es también complicada. Por ejemplo con Siria, ahora en el ojo del huracán, Israel mantiene una frontera estable en el Golán. También fue capaz el Estado hebreo de mantener una frontera libre de sobresaltos con el Egipto de Mubarak. Esto es de gran valor para Israel. Ahora bien, lo que de verdad le interesa a Israel es la debilidad del bloque árabe de naciones. Y no hay que olvidar que desde los años setenta los vecinos de Israel han estado sumidos en mayor o menor medida en insurrecciones, guerras y alzamientos. A Israel tampoco le interesa una marea islamista en sus fronteras, con ellos siempre ha sido más difícil negociar. Siguiendo con el ejemplo sirio, a Israel bien pudiera convenirle la partición de esta nación en diferentes estados confesionales, un estado alauita, otro sunita, un tercero druso etc. Esto permitiría, de un lado, seguir manteniendo una frontera sellada, y de otro, romper la red de estados nación árabes que rodean a Israel. Es decir, la fragmentación de los estados árabes favorece los intereses de Israel.

Habla en su libro «La historia desde mi balcón» de que en Líbano el fútbol está prácticamente prohibido debido a los graves incidentes que protagonizaban sus seguidores al amparo de equipos que en realidad servían para exacerbar diferencias religiosas o políticas. Hace escasos días 74 aficionados morían en Port Said (Egipto). En los países musulmanes, ¿las fronteras confesionales son más infranqueables que las de los propios estados?

Sucede que el fútbol es un opio muy fácil para el pueblo. Es cierto que en Líbano están prohibidas las aglomeraciones de aficionados para prevenir problemas pero hay que recordar que en la fase de clasificación del último mundial en Sudáfrica, Argelia y Egipto estuvieron a punto de romper sus relaciones diplomáticas a cuenta de una rivalidad que saltó fuera del campo y que se saldó con destrozos y heridos. Todo lo que arrastre a las masas es objeto de especial atención por parte de los gobernantes; un hijo de Mubarak, por ejemplo, era el encargado de este deporte en Egipto.

cuestión nuclear y guerra

««La cuestión nuclear iraní se ha inflado mucho. Ya en los tiempos del shah se hicieron intentos por hacerse con el arma atómica. Con todo, y más allá de la guerra mediático, el verano será caliente en Oriente Medio»

los temores de israel

«A Israel tampoco le interesa una marea islamista en sus fronteras; con ellos siempre ha sido más difícil negociar. Lo que sí podría convenirle es la partición de Siria en una serie de estados confesionales»

SIRIA, cruce de caminos y culturas

«Todos los caminos de Oriente Medio pasan por Damasco y se ha abierto la caja de Pandora con consecuencias imprevisibles. A diferencia de Egipto o Libia, Siria no es homogénea y está dividida en grupos y minorías

«En Egipto se ve más movimiento, más vida y eso ya se puede considerar un principio»

Afirma que Mayo del 68 parisino fue un movimiento que fracasó en lo político pero permitió abrir las puertas a un tiempo social diferente que se manifestó en nuevas formas de vestirse, de comportarse y relacionarse. ¿Cree que la primavera árabe puede ser también la inauguración de un tiempo nuevo para estos países independientemente de sus cambios políticos?

Hombre yo creo que esto va para largo. Pero también cabe preguntarse ¿por qué no? Han comenzado a manifestarse muchas cosas pero aún queda mucho por hacer. ¿Se ha perdido el miedo? quizás. En Egipto en la calle hay más movimiento, más vida, y esto ya es un principio.

Habla en sus crónicas de Beirut de un cierto «estilo de vida levantino» que evoca la Alejandría del poeta Kavafis, quien afirmaba tener un burdel a la izquierda de su domicilio y la catedral ortodoxa a la derecha. ¿En qué reside el atractivo de esta ciudad, un caos en apariencia, y que ha seducido a tanta gente de letras?

Beirut no es fácil de definir en dos palabras. Le diré en primer lugar lo que no tiene; no tiene monumentos, ni tampoco ese exotismo oriental tan idealizado por algunos turistas. Tampoco tiene esos zocos que han hecho famosas a ciudades como Damasco o El Cairo. Lo que tiene Beirut es su gente, de una diversidad enorme, que se expresa en las más diversas lenguas. Beirut es una ciudad mucho más cosmopolita y ágil que el resto de ciudades árabes y es una ciudad que está podrida de literatura.

¿En qué sentido?

Pocas ciudades han inspirado tantos libros como Beirut, y, además, en todas las épocas, antes de la guerra, durante el conflicto y una vez finalizado. Por si fuera poco tengo la impresión de que esta ciudad va a ser la última en que se pueda saborear una forma determinada de vida asociada a una cultura netamente mediterránea y que en el pasado pudo también disfrutarse en ciudades como Tánger, Alejandría o Argel. No quisiera ponerme anticipadamente melancólico pero creo que Beirut representa, no sé por cuanto tiempo, el último bastión de las diversidades. Soy muy consciente de la personalidad frágil que atesora esta ciudad y que se ve amenazada por un mundo cada vez más raso e igualitario en el sentido de que cada vez quedan menos espacios para la diversidad que ejercen las diferentes minorías. Ese es, a mi juicio, el gran atractivo del que disfruta el actual Beirut.

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