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UEFA Europa League

Ni frío, ni calor, sino lo contrario

Una primera parte soberbia de los rojiblancos dio paso a una segunda en la que entraron en estado de hibernación y lo pagaron con una inesperada derrota. Ahora, dentro de una semana, San Mamés debe ser el de las grandes citas y llevar al equipo a la remontada.

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LOKOMOTIV 2

ATHLETIC 1

Joseba VIVANCO

Si ante el Espanyol se nos quedó cara de tontos y ante el Betis -perdonen la franqueza- de mala hostia, ayer nos quedamos helados, casi como los alrededor de 350 seguidores rojiblancos presentes en las desoladoras gradas del imponente estadio moscovita. Lo único que a uno se le viene a la cabeza es que el tractor ese que se paseó a velocidad de crucero por el nevado césped artificial durante el descanso del partido, tuvo algo que ver en la mutación sufrida por los jugadores de Bielsa.

Si no hemos podido con ellos con nieve, a ver si podemos sin ella, debieron pensar los rusos tras el vapuleo que padecieron durante los primeros 45 minutos. Y sacaron su arma secreta. Y no, no se trataba ni de Ozdoev, ni de Sychev, ni de Obinna, todos en el banquillo, sino el quitanieves. Y es que, por más vueltas que se le dé, no se encuentra explicación a que después de una primera mitad primorosa de los leones, las ideas se les helaran hasta tal punto de congelación en la reanudación.

La arrancada por banda del desgarbado Maicon al minuto de juego fue un espejismo en plena ventisca de nieve. Desde el mismo momento en que el Athletic decidió adueñarse del balón, ahí se acabó el Lokomotiv. Decía el sabio Johan Cruyff que todo el mundo sabe jugar a fútbol si le dejas cinco metros. Y los rusos les dejaron, cinco y más. Un portentoso Iturraspe fue el eje sobre el que pivotó todo el juego defensivo y ofensivo de los de Bielsa, que halló en la banda derecha de Susaeta su carril preferido y a un De Marcos que sorprendía una y otra vez a los hombres del Lokomotiv.

Una jugada de esas de desmarque, de grabar y rebobinar, a las que ya nos tiene acostumbrado este equipo, sirvió para que Llorente rematara fuera e manera incomprensible. Un remate de Susaeta a la media vuelta poco después lo detuvo otro de esos guardametas a los que este Athletic hace internacionales, Guilherme. Como la que le volvió a desviar a De Marcos, o el cabezazo sacado a Amorebieta. Corría el minuto 20, y Gorka se helaba de frío.

Los rusos amagaban con algunas acciones, como un disparo lejano que Iraizoz despejó con apuros y el tártaro Tarasov no acertó a remachar. Tocar y moverse, como manda el primer mandamiento de La Masía culé.

El dominio y control eran tales que el Athletic lo rubricó en las botas de un inspirado Susaeta, con una jugada de ensueño, caño, regate y asistencia incluidos, cediendo el balón a los pies de un hasta entonces desaparecido entre los copos Muniain, para que la ajustara al palo. Cuarto gol del navarro en competición europea y enésima asistencia del eibartarra, que certificó con esta jugada el temporadón de su vida. «El gol ha sido de Susaeta», diría Muniain.

Vender la piel antes de cazarla

El Athletic se ponía por delante como en los cuatro encuentros disputados fuera de casa en la actual Europa League. Y a quienes dejó helados fue a los rusos -aunque en la grada, unos cuantos, con el torso desnudo, parecían del mismo Bilbao-, mientras los bilbainos seguían a lo suyo. Toque y toque. Presión adelantada y robo de balón.

De Marcos la envió alta tras cazar el balón a bote pronto, Llorente disparó por encima del larguero, jugadón de Muniain y chut de nuevo del alavés que Guilherme despeja. El toque y la presión anulaban a los locales que, no obstante, volvieron a poner en evidencia los fatídicos últimos minutos de los rojiblancos. Iraizoz salvó con el pie un remate de Maicon tras ganar Caicedo a Javi Martínez en el uno para uno, y volvió a sacársela el portero navarro al brasileño en el mismo minuto 44.

Visto lo visto, más de uno vendió la piel del oso ruso antes de cazarlo. Como le pasó a Napoléon o a Hitler. Y así nos fue. Por allí pasó el tractorcillo, para limpiar la nieve caída y alisar la alfombra por encima de la cual el Lokomotiv de la segunda mitad iba a arrollar a los de Bielsa. Salieron los del equipo del Ferrocarril a por todas. Por debajo en el marcador y teniendo en cuenta que su falta de ritmo competitivo podía pasarles factura a medida que pasaran los minutos, parecía lo lógico. Lo malo es que esta vez no fue un espejismo, como la zancada de Maicon al inicio de partido.

El Athletic entra en hibernación

Avisó el ex-zaragocista Zapater con un disparo flojo a las manos de Iraizoz, con un Athletic que para los cinco minutos ya empezaba a sufrir por la banda de Aurtenetxe, incapaz de frenar las largas piernas del individualista Maicon. Y esa pérdida de balón y del control de los rojiblancos se acentuó horrores, lo mismo que sus desaciertos y fallos en repetitivos pases interiores, amén de la incomprensible insistencia en ciertos balones largos que siempre iban al rival.

El Loko optó por un fútbol directo, vertical, liderado por un enorme -y fondón- Glushakov, perfectamente secundado por un poderoso Caicedo, y escoltados por las peligrosas subidas por banda izquierda de Yanbaev. Y en una de esas internadas, el exjugador del Levante se marcó una diagonal, un inocente Aurtenetxe metió el pie, y el ecuatoriano cayó dentro el área. Quizá ni le tocó, pero lo pareció. Penalti y gol. Se veía venir.

Ahora el que se quedaba helado era el Athletic. Su medio campo llevaba minutos hibernando, sin Herrera, ni De Marcos, ni Susaeta, con Iturraspe ahora sobrepasado, Muniain intentándolo, y Llorente como un iglú en campo ruso. El capitán Glushakov, que había anotado desde los once metros, volvió a probar a Iraizoz desde lejos. El técnico portugués Couceiro olió la sangre y dio entrada a Obinna para tratar de noquear a los vascos. ¡Qué largo se les estaba haciendo el partido a los Bielsa!

Lo avisábamos en la previa, que el Lokomotiv europeo anota casi todos sus goles entre los minutos 60 y 75 de cada partido. Pues bien, el empate se produjo en el 61, y en el 71 llegó la puntilla. Error garrafal de un confiado Amorebieta en plan espatadantza, que no acierta, y Caicedo, desde la frontal, no falla. Helados no, congelados.

Mejor tarde que nunca, Bielsa dio entrada a David López por Aurtenetxe y De Marcos pasó a frenar a Maicon en banda -se pierde la vuelta por tarjetas-. Faltaban quince minutos. Tiempo suficiente para que Glushakov -`Futbolista del año' ruso la pasada temporada- volviera a poner a prueba a un Gorka que no tuvo tiempo de quedarse frío y firmó un gran partido.

La tuvieron Llorente y Muniain

Curiosamente, al revés que en la primera mitad, el que metió miedo en el cuerpo a su rival en los minutos finales fue el Athletic. Tuvo el empate en sus botas un nada inspirado Llorente, que la mandó desde cerca justo al muñeco, al pie de Guilherme, quien al segundo se rehizo y sacó de la escuadra una chilena de Muniain. Incluso les asustó un disparo lejano final de David López, que no tuvo la suerte del Parque de los Príncipes. Ni los tres minutos de prolongación sirvieron siquiera para irse con peor resultado. Un 2-1 que nos dejó ni fríos, ni calientes.

Tenía razón Marcelo Bielsa el miércoles cuando dijo que la eliminatoria se decidiría en el cierre de la misma, en San Mamés. El Athletic afrontará esa vuelta con un marcador engañoso, asequible pero peligroso. Dos veces de cinco posibles remontó el Athletic un 2-1 en competición europea: contra el Southampton (1971) y D. Tbilisi (1998).

Un partido en el que la incógnita será saber si veremos al Lokomotiv de la primera o la segunda mitad, pero lo mismo vale para el Athletic. Lo que sí está claro es que si los rusos -que se concentrarán desde ya en Gijón- viajan a defender el resultado, lo harán reforzados por sus dos centrales titulares, el portugués Da Costa y Durica.

Como tampoco nadie pone en duda que el choque del próximo jueves en La Catedral será otra llamada a la épica, a las grandes noches, otro partido con San Mamés volcado desde el minuto uno, con miles de gargantas tratando de llevar en volandas a un equipo y un entrenador que no quieren perder la oportunidad de superar la eliminatoria y medirse a todo un histórico Manchester United en un no menos legendario Old Trafford.

El pastel es demasiado jugoso como para no probarlo. El jueves, el ferrocarril debe ser rojiblanco, y San Mamés su caldera.

Bielsa es optimista al asegurar que las «expectativas de revancha son máximas»

El técnico del Athletic, Marcelo Bielsa, se mostró ilusionado con remontar dentro de una semana la eliminatoria en San Mamés ante el Lokomotiv Moscú. «Yo y los jugadores estamos ilusionados con revertir la derrota. La eliminatoria es a doble partido. La diferencia es un gol y, de ninguna manera, no podemos ser optimistas», dijo el argentino.

El entrenador reconoció que el equipo mostró «dos caras antagónicas» en la primera y la segunda parte. «Sinceramente, cuando finalizó el primer tiempo tenía expectativas muy optimistas para el segundo, por el juego desplegado, pero al comienzo del segundo comenzamos a perder la pelota al inicio de las jugadas y a partir de ahí es muy difícil crear juego», explicó lo que vio todo el mundo. No obstante, negó que ese bajón se debiera a las temperaturas de 8 grados bajo cero que marcaban los termómetros durante el partido o al césped artificial del Luzhnikí.

«En los últimos partidos nos está costando no perder la pelota durante la elaboración. Para defender bien hay que perder la pelota cerca del área rival y, por lo menos, superar la altura del centro del campo», argumentó. Bielsa cree que al equipo «le faltó agresividad y pegada» en el primer tiempo, cuando los rojiblancos dominaron el partido y dispusieron de varias ocasiones claras de gol. «El juego del primer tiempo genera optimismo y el del segundo tiempo pesimismo. Intentaremos dar la vuelta a la eliminatoria. El rival triunfó, pero las expectativas de revancha son máximas», sentenció.

Por su parte, el técnico del Lokomotiv, el portugués Jose Couceiro, aseguró que sus futbolistas derrotaron «con justicia» a «un gran equipo» y que el partido de vuelta de la Liga Europa en San Mamés será «muy difícil». Detalló que «fue un partido muy complicado ante un gran equipo como el Athletic, que posee un ritmo de juego que no pudimos seguir en la primera parte».

Couceiro reconoció que introdujo algunos pequeños cambios durante el descanso, que permitieron a sus jugadores «darle un vuelco al partido». Merced a ello, dijo, «pudimos equilibrar el partido en una gran segunda parte. Creo que ganamos con justicia -aseguró-. Pudimos marcar más goles. Mis futbolistas demostraron un gran carácter», se reafirmó.

«La eliminatoria está abierta. Sabemos que debemos viajar a Bilbao a marcar goles, al menos uno, si queremos pasar la eliminatoria. Respetamos al Athletic, pero iremos a por el partido», avanzó. «San Mamés es un estadio legendario donde hay una gran atmósfera», concluyó el técnico luso. GARA

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