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And the Oscar go to... Hazanavicius o Scorsese

Desplegada la alfombra roja, mañana cobrará forma nuestra cita anual con los Óscar, una fiesta de la industria cinematográfica norteamericana que incluye entre sus nominaciones algunas de las películas más destacadas de la excelente cosecha del 2011. «The Artist», de Michel Hazanavicius -a la que los mentideros daban ayer como virtual ganadora-, y «La invención de Hugo», de Martin Scorsese, acaparan buena parte del protagonismo de una nueva entrega guiada por el veterano Billy Crystal.

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Koldo LANDALUZE

La historia de los Óscar se remonta al 16 de mayo de 1929 y a pesar de su flamante envoltorio dorado no tenía nombre y se referían él con el simple apelativo de «La estatua». Tuvieron que transcurrir dos años hasta que Margaret Herrick declarase que el trofeo se parecía a su tío Óscar. Su altura -no la del tío Óscar- es de 34,29 centímetros y está construida en metal recubierto de una capa de oro de 28 kilates, aunque al comienzo era solo de 10 kilates. Su peso es de 3,855 kilogramos. Su valor oscila entre los 295 y los 400 dólares. Los galardonados no pueden venderlos a personas o entidades que no pertenezcan a la Academia, que paga por cada estatuilla 10 dólares.

Durante la Segunda Guerra Mundial cambiaron de forma para convertirse en una placa de escayola bañada en oro que tenía la figura en relieve. En 1940, comenzaron a asistir también los nominados a la cena y las presentaciones. Con anterioridad, los galardonados se limitaban a aguardar pacientemente en sus casas mientras sonaba la ansiada llamada telefónica de sus respectivos agentes, los cuales se encargaban de anunciarles su ingreso en la nómina elitista del Olimpo de Hollywood.

Dijeron que no

La historia de los Oscar es un cúmulo incesante de datos y anécdotas y, entre su interminable listado de crónicas teñidas de alegría y desencanto, figuran el listado de estrellas que nunca han podido subir al escenario para dar gracias a Dios y a sus madres por haber ganado ese esquivo y caprichoso galardón dorado. Richard Burton, Charles Chaplin, Montgomery Clift, Marlene Dietrich, Kirk Douglas, Greta Garbo, Judy Garland, Jean Harlow, Rita Hayworth, Deborah Kerr, Steve McQueen, Robert Mitchum, Marilyn Monroe, Peter O'Toole, Peter Sellers, Barbara Stanwyck, Gloria Swanson, Lana Turner y Orson Welles son solo algunos de los ilustres personajes que nunca tuvieron la ocasión de decorar su casa con una estatuilla que, por caprichos del destino, en muchas ocasiones fue a parar a manos ajenas.

Tal es el caso de aquellos intérpretes que lo ganaron porque otras estrellas se negaron a interpretar aquellos papeles. En este listado entran actores como Gary Cooper, que ganó el Óscar por su interpretación en «Solo ante el peligro» porque Gregory Peck se negó a lucir la estrella de aquel solitario sheriff enfrentado a su comunidad y una partida de forajidos. Ignoramos lo que hubiera imaginado el bueno del siquiatra Hannibal Lecter si ante su inquietante presencia se hubieran asomado los ojos azules de Michelle Pfeiffer, pero la actriz decidió no visitar al caníbal sicópata y tal honor le correspondió a Jodie Foster, lo cual le permitió ganar el Óscar gracias a su rol de agente Sterling en «El silencio de los corderos».

Grace Kelly obtuvo el Óscar por «La angustia de vivir» de George Seaton, un trabajo rechazado por la divina Greta Garbo. Burt Lancaster nunca pudo competir en la famosa carrera de cuádrigas de «Ben-Hur» y fue reemplazado por Charlton Heston, lo que le proporcionó el galardón de la Academia, y a Kirk Douglas le ocurrió lo mismo cuando, en su lugar, fue Lee Marvin quien recibió el premio por su rol en «La ingenua explosiva».

Entre las curiosidades más celebradas figuran las protagonizadas por un Woody Allen que no interrumpió su cita con el clarinete para asistir a la gala y recibir el premio que le correspondió por «Annie Hall». El propio Allen figura como la persona que ostenta el honor de haber sido nominado más veces como guionista -13 ocasiones-, aunque solo se ha llevado dos Óscar dentro de esta categoría. John Ford es el cineasta que más premios ha recibido como Mejor Director -«El delator», «Las uvas de la ira», «¡Qué verde era mi valle!» y «El hombre tranquilo»- y Katharine Hepburn la actriz que ha recibido un mayor número de galardones en la categoría de Mejor Actriz -«Gloria de un día», «Adivina quién viene esta noche», «El león en invierno» y «En el estanque dorado»-.

Tampoco debemos olvidar en qué país se celebra esta fiesta cinematográfica un hecho geográfico y social que ha provocado situaciones como las que tuvo que padecer la actriz afroamericana Hattie McDaniel, quien -y a pesar de haber ganado el Óscar a la Mejor Actriz de Reparto en «Lo que el viento se llevó»- tuvo que enfrentarse al carácter racista del Estado de Alabama y se le impidió el acceso a la sala en la que se estrenaba la película por la que fue premiada. McDaniel fue la primera persona de raza negra que ganó el premio y transcurrieron 24 años hasta que Sidney Poitier lo lograse en la categoría de Mejor Actor por su trabajo en «Los lirios del valle».

Sabidas fueron las conexiones que Frank «Ojos azules» Sinatra mantenía con la Mafia, pero su fama de coquetear con la Cosa Nostra se vio intensificada cuando recibió el Óscar por su interpretación en «De aquí a la eternidad» y un policía decidió detenerlo porque pensaba que Sinatra lo había robado.

Récord de agradecimientos

Capítulo aparte merecen los interminables y agotadores discursos de agradecimientos. En el ranking de bostezos provocados por estas dedicatorias figuran Olivia de Havilland, Óscar a la Mejor Actriz por «La vida íntima de Julie Norris». Al recibirlo, dedicó el galardón a 27 personas que nombró una a una. Sin embargo, Greer Garson es la actriz que ha realizado un discurso de mayor duración, cinco minutos y medio, cuando fue premiada por «La señorita Miniver». En los Óscar del año 2000, Julia Roberts, premiada como mejor actriz por «Erin Brockovich», estuvo a punto de batir este record gracias a un discurso que alcanzó los 5 minutos. No contenta con este intento, la «novia de América» instó a que apagaran el dichoso piloto rojo que parpadeaba incesantemente para advertirle que su tiempo de gloria sobre el escenario se había acabado. La Academia de Hollywood había prometido regalar un premio al discurso más breve, con un tope máximo de 45 segundos para el agradecimiento de cada premiado, Julia Roberts respondió que quizás nunca más volviera a ganar un Óscar y advirtió que ya tenía un televisor, así que no le importaba no ser breve. Y mención especial merece el interminable santoral desplegado por Pedro Almodóvar.

Ignoramos si todo ello volverá a ocurrir en esta nueva edición de los Óscar, pero la probable presencia sobre el escenario de Meryl Streep recogiendo el galardón que puede obtener por su mimética caracterización de Margaret Thatcher en «La dama de hierro», puede hacer historia y no precisamente por la duración de su discurso, sino por el recital de lágrimas y poses que esta magnífica actriz puede regalar a la concurrencia. Glenn Close («Albert Nobbs»), Michelle Williams («Mi semana con Marilyn»), Rooney Mara («Millenium: los hombres que no amaban a las mujeres») y Viola Davis («Criadas y señoras») son el resto de actrices que también sueñan con recibir el galardón a Mejor Actriz. En el otro bando, dos amigos comparten nominaciones dentro de la categoría de Mejor Actor -George Clooney («Los descendientes») y Brad Pitt («Moneyball, rompiendo las reglas»)-, Demían Bichir («Una vida mejor») probablemente los mire de reojo y Gary Oldman permanecerá impertérrito, al igual que el George Smiley que ha encarnado en «El topo». Resultará inevitable que tendamos a imaginar al genial Jean Dujardin en blanco y negro y engalanado con frac mientras rompe el maravilloso mutismo que mostró en «The Artist» cuando pronuncia «Thank you very much». Lástima que su perro no pueda acompañarle durante la gala. La magnífica cosecha cinematográfica del pasado año ha provocado que, incluso en la categoría de actores y actrices secundarios, se incluya en el listado nombres tan ilustres como los veteranos Nick Nolte («Warrior»), Max von Sydow («Tan fuerte, tan cerca»), Christopher Plummer («Principiantes»), un renacido Kenneth Branagh («Mi semana con Marilyn») y un joven Jonah Hill nominado por su participación en «Moneyball, rompiendo las reglas»). Berenice Bejo («The Artist»), Janet McTeer («Albert Nobbs»), Melissa McCarthy («La boda de mi mejor amigo») están incluidas en las nominaciones al Óscar a la Mejor Actriz Secundaria, una sección que este año incluye el dato curioso de dos actrices que comparten la misma película y compiten por el mismo premio: Jessica Chastain y Octavia Spencer («Criadas y señoras»).

Pero no cabe duda de que los premios gordos se barajan en las categorías de Mejor Director y Mejor Película y en estos apartados dos nombres son señalados en todas las quinielas: «The Artist», de Michel Hazanavicius, y «La invención de Hugo», de Martin Scorsese. En ambos prevalece un sentido homenaje al medio cinematográfico. El primero se enmarca en aquel episodio determinante en el que cine comenzaba a balbucear sus primeras palabras y el segundo recrea el imaginario de barraca de feria parisino donde visionarios como Georges Méliès apostaron por dar un nuevo sentido a esa curiosidad llamada cine.

Siguiendo la estela de estas dos grandes favoritas topamos con la mirada contemplativa y poética de Terrence Malick en «El árbol de la vida», el clasicismo épico y romántico que Steven Spielberg ha imprimido a «Caballo de guerra», la genial ensoñación parisina de Woody Allen que lleva por título «Midnight in Paris», ese acercamiento a la trastienda del béisbol dirigida por Bennett Miller («Moneyball, rompiendo las reglas»), «Criadas y señoras» de Tate Taylor, «Tan fuerte, tan cerca» de Stephen Daldry, y «Los descendientes», de Alexander Payne. La criba de estos nombres se concentra en las nominaciones a Mejor Director y de entre los cineastas que aspiran a este galardón figuran Martin Scorsese, Michel Hazanavicius, Alexander Payne, Terrence Malick y Woody Allen. Para completar esta sinfonía dorada, nada mejor que soñar con la batuta de un Alberto Iglesias que podría alzarse con el Óscar a la Mejor banda Sonora gracias a su partitura para la película «El topo».

Joan Collins «cree» que es «The Artist»

Según la filtración que corría ayer en la red, a Joan Collins, que es miembro de la Academia, se le habría escapado que “The Artist” se llevará el premio más importante de la noche: el Óscar a la Mejor película. Al parecer, la actriz, de 78 años, se encontraba en una fiesta pre-Óscar que organizaba la revista “Vanity Fair” cuando fue preguntada sobre sus predicciones. «Oh, no puedo decirte nada», respondió, aunque, para sorpresa de quienes lo presenciaron, la actriz precisó: «Yo soy una de las personas que votan los premios así que no lo puedo decir, pero creo que este año se llama ‘The Artist’». De confirmarse, habría desvelado el secreto mejor guardado de Hollywood. K.L.

El Club de los Once y una eterna nominada

Mañana (de madrugada aquí) se escenificará en el Kodak Theatre –a partir de ahora se denominará Centro Hollywood y Highlan– el consabido ritual de agradecimientos, sonrisas y lágrimas que siempre acompaña a la ceremonia de entrega de los Oscar. “The Artist”, de Michel Hazanivicius, y “La invención de Hugo”, de Martin Scorsese, asumen el difícil reto que supone sobrepasar las diez estatuillas y entrar en el selecto grupo de filmes que han superado esta barrera que parece infranqueable. “Ben Hur”, de William Wyler; “Titanic”, de James Cameron, y “El Señor de los Anillos: el retorno del rey”, de Peter Jackson, lideran este listado con once y tras ellas figuran con uno menos aquel capricho personal del productor David O. Selznick titulado “Lo que el viento se llevó”–ganó los diez a los que aspiraba– y “West Side Story”, de Robert Wise. Jack Nicholson es el actor que más veces ha dejado ver su temible sonrisa sobre el escenario gracias a los tres premios que atesora –dos como mejor actor principal y otro como secundario– y en su aval también figura ser el más nominado, con doce candidaturas. Doce también fueron las nominaciones que obtuvo Katharine Hepburn, quien ganó cuatro  premios que nunca recogió. Pero si hay una auténtica reina de las nominaciones esa es Meryl Streep, quien ha superado a su ilustre antecesora gracias a sus 17 nominaciones de los cuales ha obtenido dos y en la categoría de Mejor Actriz de Reparto (“Kramer contra Kramer” y “La decisión de Sophie”). Si en esta ocasión Streep logra un nuevo Óscar, se colocaría como la segunda –puesto compartido con Ingrid Bergman– entre las actrices más laureadas.K.L.

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