Que Karlos Argiñano se pierde por un chascarrillo o por contar un chiste, aunque sean de los malos el peor, forma parte de su oferta televisiva, del espectáculo en el que convierte sus programas culinarios, allá donde esté. Pero lo que dijo mientras montaba un plato de coles de Bruselas con salsa vizcaína, no era una chiste, era una constatación, un ejercicio de memoria histórica. Está claro que si la final de Copa, fuera del generalísimo, no se discutiría el lugar de su celebración: se hacían en el Santiago Bernabeu, por decreto. No había discusión, ni debate, ni duda de ningún tipo.

El Caudillo tenía en ese estadio su plataforma, su lugar de exhibición de su Poder, y fuera con estos partidos, con el propio equipo titular o con la celebración de aquellos festivales onerosos del Dia de san José Obrero, que es el 1 de Mayo, en el globo, día del Trabajo, reivindicación de los sindicatos obreros y de clase, y que en aquella España gris, era un momento de difusión televisiva en la víspera de partidos de fútbol de la selección española, todavía no era la Roja, corridas de toros y las evoluciones en el Santiago Bernabeu de los coros y danzas de la Sección Femenina y las demostraciones sindicales que formaban la estética franquista, con sus toques falangistas y con la consagración del nacional-catolicismo español que parece se va poner de moda de manera exhaustiva en los próximos meses.

Como se intenta crear crispación con todo, como la mayoría absoluta del PP está impregnando toda la vida de retrocesos en las libertades de manera constante, como se puede constatar con el repudio censor de un miembro de ERC en el parlamento español porque sí, porque les da la gana, se ha intentado señalar mediáticamente a Argiñano por esa frase, tergiversando su mensaje. No llamó franquista a Florentino Pérez, aunque no creo que eso le supusiera al ser superior ningún insulto, es simplemente parte de su biografía, sino que era, indirectamente, una manera de decir que el Rey no se mete en estos asuntos. Está preocupado por otras finales judiciales. Atentos a la pantalla que van a salir más mentiras que nunca. Lo de Valencia es un entremés de lo que nos viene.