Puede ser de utilidad si no excluye a nadie
El lehendakari anunció ayer en el Parlamento, en línea con lo adelantado el pasado domingo en GARA, nuevas iniciativas que permitan consolidar un escenario de paz en este país. En su intervención, abogó por «aprovechar las oportunidades que brinda el nuevo tiempo» y, aunque no dio más detalles respecto a sus planes, sí explicó que presentará a los partidos iniciativas que actualicen y desarrollen el decálogo que expuso, también en sede parlamentaria, en setiembre del año pasado.
Cualquier propuesta dirigida a avanzar en el proceso de soluciones debe ser tomada en consideración y puede ser de gran provecho si parte de una voluntad sincera de aportar en ese camino. Sobre todo si proviene de alguien con las responsabilidades institucionales y políticas que en este momento tiene Patxi López. Sin embargo, al mandatario autonómico, sean cuales sean los foros o fórmulas que pretende poner sobre la mesa, no se le puede pasar por alto que para cumplir con ese objetivo debe contar con todos los agentes que forman el espectro político vasco y, desde luego, con aquellos que con su trabajo han hecho posible esta oportunidad histórica. Además, cualquier iniciativa de solución debe atender a lo que reclama la sociedad vasca, y esta ha dejado claro cuáles son los cauces de entendimiento por los que apuesta. Todo intento de edificar un acuerdo excluyente o de orillar las demandas de la ciudadanía está condenado al fracaso, siempre que la meta sea, como se ha dicho, asentar una solución definitiva.
A este respecto, si la intención del líder del PSE es simplemente trasladar a Gasteiz el acuerdo alcanzado en Madrid entre el PP, el PSOE y el PNV, al que los jeltzales quieren ahora restar importancia, debería ahorrarse el esfuerzo, ya que por ahí no llegará avance alguno. Si, por el contrario, está dispuesto a abrir un diálogo sin vetos y con ánimo constructivo, puede jugar un papel importante en el proceso. Un papel al que hasta ahora ha renunciado de manera irresponsable.