La Junta de Gobierno del Consistorio donostiarra dio ayer un paso importante para dotar finalmente a la capital guipuzcoana de una estación intermodal moderna y funcional para el siglo XXI. Para ello, aprobaron la modificación del Plan Parcial AM-05 de Riberas de Loiola, la parcela comprendida entre la iglesia de Iesu y el parque del Jardín de la Memoria, en cuyo subsuelo se pretende tener construida para la primavera de 2015 la nueva infraestructura.

La decisión adoptada por Bildu, a la que pretende que se sume el resto de grupos políticos en beneficio de la ciudad, viene avalada por distintos estudios técnicos. Uno de ellos, el que analiza las diferentes localizaciones para la intermodal, les ha llevado a decantarse por Riberas de Loiola, en detrimento de Atotxa.

La conclusión final de los expertos es que la conexión en transporte público con los distintos barrios de Donostia es en la actualidad mucho mejor desde Riberas de Loiola. «Para alcanzar una conexión buena con la mayor parte de la ciudad, el coste de los servicios de autobuses que hay que implementar sería muy superior si la estación se ubica en Atotxa respecto a si se ubica en Riberas de Loiola». argumentan los técnicos de Dbus. En su análisis, detallan que los autobuses adicionales que habría que implantar para comunicar la infraestructura con otros barrios sería de 9 en Atxotxa y 3 en Riberas de Loiola, con un sobrecoste en el primero de los emplazamientos de 2.220.000 euros.

No es el único aspecto que ha llevado a Bildu a inclinarse por esa opción. Existe el antecedente del Plan General de 1995, que proponía el emplazamiento en ese ámbito de desarrollo de Donostia. El proyecto básico elaborado y también refrendado por la Junta de Gobierno es más barato en su ejecución que el fijado para Atotxa, 5,8 millones de euros menos; frente a los 30,8, ahora son 25 millones de euros.

Tres plantas soterradas

La nueva estación que conectará en el futuro los usos del autobús y el ferrocarril, con una forma poligonal bajo el subsuelo del parque del Jardín de la Memoria, dispondrá de una planta de 8.700 metros cuadrados, que llegarían a los 10.000 en el segundo sótano.

El primer nivel -al que se accederá desde la avenida Barcelona, junto a la iglesia, aunque al construirse las estaciones de EuskoTren y Renfe se habilitará un segundo acceso en el paseo de Zorroaga- estará destinado a albergar las taquillas, oficinas y aseos, y debajo de ella, se emplazará una diáfana dársena para los autobuses con cafetería y zona de espera. La última planta estará dedicada a aparcamiento, con 300 plazas, accediendo todos los vehículos a través del paseo de Zorroaga.